Era Martín un mulato simpático, travieso y noble, cuya piel con el correr de los años se fue tornándose más y más oscura, hasta alcanzar el del origen africano de su ascendencia materna. Por otro lado en sus facciones se dibujaba la estirpe española de su padre tenía la frente elevada, ojos negros, nariz pequeña y labios bien dibujados…
Para Martín separarse de su madre fue muy doloroso y así con esos sentimientos con los años hecho ya una joven decidió regresar a lima con su madre… Para la madre de San Martín esto fue una alegría y le dijo -eres ya un hombrecito- y San Martín le dijo-sí madre y vengo a trabajar para ti y que nada te falte.
Las palabras y el deseo de trabajar de su hijo Martín la hicieron pensar en Don Mateo Pastor un herbolario famoso de esa época, que era conocido como Doctor por sus servicios y era muy querido por todos por su calidad humana.
Así Doña Ana visitó la casa de Don Mateo Pastor para que su hijo Martín fuera de aprendiz, cosa que acepto de buena gana el herbolario, Martín por su lado se empeñó en aprender todo lo que su maestro pudiera enseñarle desde enfermero, dentista y hasta de Barbero.
Don Mateo estaba cada día mas contento de su empleado que lo defendía a capa y espada de cada cliente que por su color demostraban desprecio a los negros.
En cierta oportunidad en que el doctor no se encontraba en casa, apareció un hombre blanco con la cara hinchada y el semblante adolorido y desencajado por no haber podido dormir varias noches seguidas
-!pronto! ¿Donde está el doctor?
-¿En que puedo servirlo? respondió Martín, inclinándose ante el cliente.
-¡Qué! ¿Un negro me va atender? respondió el hombre indignado.
-Estoy a sus órdenes.
-¿Puedes sacarme una muela?
-Será un honor para mí. Y sin dejar de sonreír comenzó a examinar al afligido cliente
Después de unos toques le tendió la mano con vaso de agua y le dijo:
-tome, y enjuáguese la boca.
-¿Te estas burlando de mi? dijo el adolorido caballero.
-No me burlo señor, es que la muela ya está fuera y en seguida le mostró las tenazas con la pieza que había extraído.
-¿Pero...Pero .es cierto? ¿Esta muela es mía?
-claro que si, le dijo Martín sonriente,
-Oye buen negro, ¿que tienes en la mano que no me has hecho sentir dolor alguno?-luego un impulso le hizo tomar esa mano y se la beso con cariño
Minutos mas tarde, apenas se fue el cliente Martín fue a la capilla donde había un Cristo, a quien el llamaba "el mejor de sus amigos" y le dijo:
-¡Señor! ¿Porque has permitido que aquel hombre no sienta dolor alguno? esta gente no comprende tus milagros y van a creer que soy y no tu el que los sana. Después de incidente recibieron una carta del padre de Martín diciendo que había sido premiado por el Rey y que en adelante nos les faltaría nada a su familia.
-¿De modo ya no hace falta que trabaje?
-no, ya no es necesario que vayas a ayudar Don Mateo, le dijo su madre.
-Pues entonces, me voy a servir a mi mejor amigo. Y allí tomó su decisión de servir a Dios.
Para Martín separarse de su madre fue muy doloroso y así con esos sentimientos con los años hecho ya una joven decidió regresar a lima con su madre… Para la madre de San Martín esto fue una alegría y le dijo -eres ya un hombrecito- y San Martín le dijo-sí madre y vengo a trabajar para ti y que nada te falte.
Las palabras y el deseo de trabajar de su hijo Martín la hicieron pensar en Don Mateo Pastor un herbolario famoso de esa época, que era conocido como Doctor por sus servicios y era muy querido por todos por su calidad humana.
Así Doña Ana visitó la casa de Don Mateo Pastor para que su hijo Martín fuera de aprendiz, cosa que acepto de buena gana el herbolario, Martín por su lado se empeñó en aprender todo lo que su maestro pudiera enseñarle desde enfermero, dentista y hasta de Barbero.
Don Mateo estaba cada día mas contento de su empleado que lo defendía a capa y espada de cada cliente que por su color demostraban desprecio a los negros.
En cierta oportunidad en que el doctor no se encontraba en casa, apareció un hombre blanco con la cara hinchada y el semblante adolorido y desencajado por no haber podido dormir varias noches seguidas
-!pronto! ¿Donde está el doctor?
-¿En que puedo servirlo? respondió Martín, inclinándose ante el cliente.
-¡Qué! ¿Un negro me va atender? respondió el hombre indignado.
-Estoy a sus órdenes.
-¿Puedes sacarme una muela?
-Será un honor para mí. Y sin dejar de sonreír comenzó a examinar al afligido cliente
Después de unos toques le tendió la mano con vaso de agua y le dijo:
-tome, y enjuáguese la boca.
-¿Te estas burlando de mi? dijo el adolorido caballero.
-No me burlo señor, es que la muela ya está fuera y en seguida le mostró las tenazas con la pieza que había extraído.
-¿Pero...Pero .es cierto? ¿Esta muela es mía?
-claro que si, le dijo Martín sonriente,
-Oye buen negro, ¿que tienes en la mano que no me has hecho sentir dolor alguno?-luego un impulso le hizo tomar esa mano y se la beso con cariño
Minutos mas tarde, apenas se fue el cliente Martín fue a la capilla donde había un Cristo, a quien el llamaba "el mejor de sus amigos" y le dijo:
-¡Señor! ¿Porque has permitido que aquel hombre no sienta dolor alguno? esta gente no comprende tus milagros y van a creer que soy y no tu el que los sana. Después de incidente recibieron una carta del padre de Martín diciendo que había sido premiado por el Rey y que en adelante nos les faltaría nada a su familia.
-¿De modo ya no hace falta que trabaje?
-no, ya no es necesario que vayas a ayudar Don Mateo, le dijo su madre.
-Pues entonces, me voy a servir a mi mejor amigo. Y allí tomó su decisión de servir a Dios.
Tal era su conciencia de la divinidad a esa corta edad que ya sabía “Que el que todo lo hace es Dios” y que el Martín era solo su instrumento.
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