En
estos días estuve enfermo
Y con
lo mucho que mi vanidad me hace pensar que sé, o con lo poco que en realidad sé, me habría podido ayudar.Pero no lo hice, aunque parezca una contradicción opté por lo mas sanador
Que es escuchar lo que tiene que decir mi enfermedad, sin interrumpir con los remedios, su voz
Claro que esto no lo tienen que comprender, lo entiendo yo, después de mucho batallar sé aprender a escuchar en el silencio del no actuar
La naturaleza tiene una sabiduría insondable no terminaremos nunca de entenderla, su saber va al mismo nivel de su título de gran diosa
La primera noche acepté (no soporté) la fiebre y su quemar, sólo me puse una toalla húmeda en la cabeza para no perder la poca cordura que todavía me queda.
En silencio pasé la noche en vela, ríos de sudor por mi piel se escurrían empapando rápidamente las ropas que recién me ponía.
En mi mente recordé manos solicitas y amorosas que alguna vez en estos trances me atendieran, pero yo ahora había decidido no alertar a nadie de mi malestar.
La horas transcurrían lentas y el fuego alquimizaba las toxinas de mi cuerpo y la deje actuar consciente de su afanosa labor
Acepté la calentura y el malestar, es más le agradecí su benéfica acción en mi.
Cuando hacía esto de pronto sentí una oleada de beatifico amor que emergía de mi corazón que envolvió mi ser en torrentes, ondas de este sentimiento recorrían las fibras de mi piel.
En el instante en el que no luché, ni me opuse y admití la sabiduría de mi interior ser, éste me respondió con un abrazo de afecto diciéndome yo te amo, no temas todo está bien.
Durante los días que vinieron no opuse resistencia ni lidie ni contra los aires acondicionados, ni las ventanas abiertas, ni contra la tos, ni contra nada, todo lo acepté de buen agrado, pensé que pertenecían a ese núcleo de amor que en la noche se me manifestó.
Una sensación especial de conexión con toda la naturaleza durante estos días me acompañó.
A medida que pasaron los días mi salud se fue restableciendo, sin medicamentos y sin preocupaciones.
Reafirmando una vez más que la enfermedad es el tiempo del alma, en que recibimos regalos de nuestro interior
de
Poemas a mi ego de Eduardo Buenaventura Díaz
Nota:
No intente esto, siga las prescripciones medicas
3 comentarios:
interesante su experimento, demostro q es cierto lo que dice
la enfermedad es un desequilibrio en nuestro cuerpo físico,espiritual, energético. Debemos tener una energía fuerte en todo sentido para poder estar sanos, y para ello hay k convertir la felicidad en un hábito.
"Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia"
Corroboro su información porque yo también lo hice. Nuestro cuerpo siempre habla, de nada sirven los remedios sino nos observamos, pueden sanar pero esto es momentaneamente, luego se vuelve a repetir.
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