Creando el cielo en su amar.

Soy el amante que se funde
Dejando de lado su conciencia para sentirse a través de tu ser
Tú eres el fuego que envuelve al carbón, para consumirlo en su máxima expresión que es luz de amor
Latido, sentido, agudo gemido, que expresa lo íntimamente vivido imposible de describir.
Por ser un  tabú decir con palabras lo que es obligación de decir con jadeo, sudor y pasión.
Piel, sangre, sudor, derretidos en un solo calor y color mezclándose como agua caliente destilando granos de café.
Arrebato entrecruzado de respiraciones que se funden en un solo suspiro por un beso abierto entre labios contenido.
Un beso que se encuentra entre lo eterno y lo momentáneo del ínstante que es un ahora compartido mío, tuyo, nuestro.
Agitado encuentro el nuestro, que no cabe en el espacio finito de un momento.
Se expande vasto, en una llamarada al alma invocando eternidad de infinito gozo y paz
Que duerme entre los lazos entrecruzados de nuestras manos, sagrados momentos en los que me encuentro en ti.
Dulce amor que sabe a miel en tus labios y a flor de piel, efusión obtenida y contenida entre mi amor y tu amar.
¡Ay! si yo callaría el aire rugiría y clamaría por  contar lo que aconteció aquí
Pues el silencio no puede enmudecer siendo cómplice, de una verdad.
De humanos que se comportan como dioses.
Creando el cielo con sus suspiros en su amar. 

con amor para Amparix de Eduardo Buenaventura Díaz