Papá, mañana vendrá el tabernero por las bancas
¿Te ayudo a colocar los travesaños?
¿Recuerdas como ponerlos?...si pa’, entonces adelante.
El pequeño, trataba de ayudar a su padre en el quehacer de la carpintería, era demasiado joven todavía para poder calcular con tino y destreza sus fuerzas.
Su padre lo alentaba a ser independiente y a aprender, después de todo si no cometía errores como sabría como hacerlo bien.
De pronto uno de los travesaños cedió a la presión de los golpes del martillo y se rompió.
¡Pa! lo siento, creo que lo eche a perder,…haber…no te preocupes,...dime como lo hiciste,…. Mmm…entiendo.
Vamos a traer agua del pozo y de paso conversamos, ¿que te parece? trae los baldes, aquí te espero…
Y así padre e hijo caminaron juntos en los arenales camino al pozo de agua que estaba a unos centenares de metros.
El calor agobiaba, y el aire de la mañana jugueteaba con sus turbantes, ¿has pensado por que se rompió la madera hijo?
Sí, le di muy fuerte…
Si eso en parte es verdad, pero también la madera era débil por dentro.
La madera hoy día nos recordó una lección hijo, se convirtió en un maestro.
Ella nos dijo: la combinación de fuerza externa y la debilidad interna destruyen.
Si eres externamente fuerte pero internamente débil serás destruido, como esa madera, pequeño.
Si tienes riqueza que es una fuerza externa pero eres débil para poder controlarla sucumbirás ante ella, te volverás avaro o la despilfarraras en banalidades, que a la larga te dañarán.
Si eres muy inteligente, pero no tienes un fuerte corazón sensible, te volverás soberbio con tu conocimiento y arrogante con los ignorantes, o los malos comerciantes compraran tus conocimientos para usarlos y explotar a los demás.
Si eres un político poderoso pero sin la fuerza del alma interior te volverás, déspota, tirano y un dictador.
Así hijo mío, en la medida que crezcan tus conocimientos, evita el orgullo de pensar que eres tú, recuerda con humildad que el Señor puso en ti esa capacidad y esa claridad.
Y cuando te digan usted es un preclaro docto, piensa que la luz viene de la luz: Dios.
Cuando pienses ¿qué pasará contigo mañana? y ¿de dónde vendrán los medios materiales para tus necesidades?
No dejes con ahínco de laborar, pero recuerda que Dios es el proveedor, no trabajes para los hombres ni para ti, labora para servirlo a El.
Algún día serás grande hijo mío y te acordarás de mis palabras en medio de las pruebas de la vida…
Y al fin tendrás tus propias ideas y no importará si crees en Dios, lo más importante será que te comportes como si existiera, porque eso te beneficiará a ti y a los demás…
Por qué creer en Dios es creer en la bondad, en la sabiduría, en el amor y en la verdad al servicio de los demás.
de diálogos imposibles, Eduardo Buenaventura Díaz.
3 comentarios:
una gran leccion de vida, me gusta el mensaje.
me deja pensativa pero sosegada el tema
Si tienes fe, crees en Dios pienso q te sentiras protegido y seguro en la vida.
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