Una mañana una aldea de Burkina Faso, donde las casas son redondas y los techos de paja; dos lagartijas empezaron a pelear no se sabe bien porque. Un perro que pasaba por allí intentó separarlas, pues deseaba evitar la violencia en su pueblo; pero ellas estaban tan enfurecidas que incluso lo mordieron cuando lo intentó. El perro, entonces pensó que necesitaba ayuda y acudió a su amigo el gallo, a quien consideraba un animal fuerte y macho, un experto, ya que tenía a todas sus gallinas bajo control, para que le ayudara a parar la pelea, pero el gallo le contestó: "dos lagartijas que pelean no son mi problema, yo cuido de mis gallinas y lo demás no me importa".
El perro siguió buscando, el era tenaz en la consecución de sus objetivos, no se desanimó y continuó pensando. Quizás no necesitaba un experto, muy posiblemente era mejor buscar a alguien grande y fuerte que con su sola presencia impusiera respeto, así las lagartijas al verlo aparecer se sentirían cohibidas y dejarían de pelear, y así fue como encontró al buey, pero el mugió diciendo: "yo me ocupo de mis problemas y los problemas de los demás no son mi problema".
Piensa, piensa que te piensa, el perro repasó toda la lista de sus amistades, hasta llegar al burro, ¡a caray! aquel era un magnífico candidato. Lo consideraba un animal viejo y sabio y le pidió que hiciera algo para evitar el pleito. El burro le contestó: “No te preocupes: si no dices nada, si no ves nada, si no escuchas nada; no pasa nada”.
Para ese momento, las lagartijas enloquecidas se habían subido al techo de paja de una casa. Dentro, la abuela preparaba la sopa y la paja se cayó encima del fuego, la casa comenzó a incendiarse y la abuela murió.
Cuando la gente vio eso, fueron a buscar al burro y lo cargaron con enormes baldes de agua para apagar el fuego.
Después de enterrar a la abuela, hicieron una gran fiesta que duró tres semanas, ya que al morir una persona de edad avanzada, significa que ha tenido una buena vida para llegar a esa edad. Así que se buscaron músicos y bailarines, pero, como para toda fiesta se necesita comida, mataron al gallo, mataron al buey y prepararon rica comida para el pueblo.
El perro fue a buscar al burro y le dijo: -ya ves, si pensabas que dos lagartijas que peleaban no era tu problema, mira que el gallo se murió, el buey se murió, y a ti te duele la espalda de tanto cargar agua, ahora necesitas ayuda ¿era o no tu problema?
El narrador africano que contó este cuento comentó: que cuando hay un problema en una comunidad, toda la comunidad tiene que reunirse para resolverlo, aunque solamente sea un problema de lagartijas, porque los problemas de la minoría son problemas de la mayoría. Los problemas de uno afectan a todos, tarde o temprano.
La acción más pequeña de un miembro de una comunidad, puede repercutir en los demás, en occidente cuando nace un niño se pone un cuadradito más en las estadísticas, en África se agranda el círculo.