IF I HAVE SEEN FURTHER IT IS ONLY BY STANDING ON THE SHOULDERS OF GIANTS
SIR ISAAC NEWTON

jueves, 6 de enero de 2011

“NO HAGAS LO QUE QUIERES Y ENTONCES PODRÁS HACER LO QUE DESEAS”...una guía hacia la libertad del alma por medio del dominio del ego

...En el camino nos detuvimos en un pequeño santuario consagrado a la memoria de Sadasiva Brahman; la historia de su vida, acaecida en el siglo XVIII, es un denso cúmulo de milagros. Un santuario de Sadasiva más grande en Nerur, erigido por el Rajá de Pudukkottai, es un lugar de peregrinación, testigo de numerosas curaciones divinas.
   Por los pueblos del Sur de la India todavía circulan muchas historias curiosas de Sadasiva, un maestro adorable y totalmente iluminado. Inmerso un día en samadhi a la orilla del Río Kaveri, se vio que Sadasiva era arrastrado por una súbita crecida. Semanas después se le encontró profundamente enterrado en el barro. Cuando los aldeanos, utilizando palas para sacarle, llegaron a su cuerpo, el santo se levantó y se marchó caminando con energía.
   Sadasiva jamás hablaba una palabra ni usaba ropa. Una mañana, el desnudo yogui entró sin ceremonias en la tienda de un jefe musulmán. Sus mujeres chillaron alarmadas; el guerreo asestó con su espada un salvaje golpe a Sadasiva, cuyo brazó quedó cortado. El maestro se marchó sin preocuparse. Dominado por el remordimiento, el musulmán recogió el brazo del suelo y siguió a Sadasiva. El yogui insertó tranquilamente su brazo en el muñón sangrante. Cuando el guerrero le pidió humildemente enseñanza espiritual, Sadasiva escribió en la arena con el dedo:
   “No hagas lo que quieres y entonces podrás hacer lo que deseas”.
   El musulmán alcanzó un elevado estado mental y comprendió que el paradógico consejo del santo era una guía hacia la libertad del alma por medio del dominio del ego.
   En una ocasión, los niños del pueblo expresaron, en presencia de Sadasiva, el deseo de presenciar la festividad religiosa de Madura, a 225 Kilómetros. El yogui les dijo a los pequeños que tocaran su cuerpo. ¡Y quién se lo iba a decir!, instantáneamente todo el grupo fue transportado a Madura. Los niños deambularon felices entre los miles de peregrinos. Al cabo de algunas horas, el yogui llevó su pequeña carga a casa en su sencillo medio de transporte. Los asombrados padres escucharon los realistas relatos de la procesión de las imágenes y vieron que varios de los niños traían bolsas de dulces de Madura.
   Un joven incrédulo se mofó del santo y de la historia. A la mañana siguiente se acercó a Sadasiva.
“Maestro”, dijo con desdén, “¿por qué no me lleva a mí a la fiesta, tal como hizo ayer con los demás niños?”.
   Sadasiva accedió; el chico se encontró inmediatamente en la distante y atestada ciudad. Pero ¡ay!, ¿dónde estaba el santo cuando el joven quiso regresar? El cansado muchacho volvió a casa por el antiguo y prosaico método de locomoción pedestre...

extracto del libro “Autobiografía de un yogui” de Paramahansa Yogananda

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