IF I HAVE SEEN FURTHER IT IS ONLY BY STANDING ON THE SHOULDERS OF GIANTS
SIR ISAAC NEWTON

sábado, 1 de diciembre de 2012

La energía sexual abre una corriente de energía espiritual que forma lazos trascendentes entre dos personas profundamente enamoradas

En otros tiempos, yo me habría reído de la idea de que una unión sexual condujera a un lazo espiritual. Pero en la siguiente historia las profundas verdades kundalini y las enseñanzas tántricas resultan evidentes.

Conocí a Linda hace varios años, cuando las dos estábamos invitadas en la casa de una amiga común. Yo tenía dolores premenstruales y le pregunté si tenía una aspirina, comentando de paso:
—Ya sabes cómo es esto.
—Pues no, no So sé -—dijo ella—. Jamás en la vida he tenido una regla. —Al ver mí expresión de incredulidad, añadió—: Puedes hacerme una lectura si quieres.
Eso hice. Inmediatamente recibí la impresión de que le habían hecho una histerectomía, pero la impresión era muy rara, pues la imagen era de una niña a la que le hacen la operación.
Al mismo tiempo recibí la impresión de una intensa energía sexual que circulaba en un flujo muy sano por su segundo chakra, imagen que rara vez se ve en la energía de mujeres que ya no tienen sus órganos sexuales. Le expliqué mis impresiones y admití que eran muy confusas para mí.
Sonriendo, ella confirmó que le habían hecho una histerectomía. El resto de las imágenes, me dijo, adquirirían sentido cuando me contara su historia.

Linda y su marido, Steve, habían sido novios en el instituto a comienzos de los años sesenta. En aquel tiempo todavía era raro que los adolescentes se relacionaran sexualmente.
Ella reconoce que temía el momento en que su relación con Steve se hiciera sexual, porque a los dieciséis años le habían diagnosticado que tenía subdesarrollados los órganos sexuales (lo cual explica por qué recibí la imagen de una niña). Le era imposible tener ciclos menstruales normales y mucho más un embarazo. Le avergonzaba sufrir ese trastorno y no se lo dijo a Steve. Temía que si él se enteraba de que no podía tener hijos no se casaría con ella, porque
no era una mujer «normal». A ío mejor incluso dejaba de encontrarla sexualmente atractiva.

No tenía ni idea de si podría tener relaciones sexuales con un hombre, pero deseaba muchísimo casarse con Steve.

En esa época, Linda se había aficionado a tocar el dúlcemele (salterio), un instrumento de cuerda popular en Estados Unidos. Steve le hizo uno y se lo regaló ¡a noche en que se  graduaron. Esa noche hicieron el amor. Ella no le contó su secreto; le aterraba la idea de que, de alguna manera, él descubriera alguna anomalía durante el acto sexual, que para ella era el primero.

Mientras hacían el amor Linda comenzó a jadear, no tanto por pasión como por temor.

Al mismo tiempo repetía mentalmente una oración, pidiéndole a Dios que les permitiera estar juntos toda ia vida. En medio de esta mezcla de fervor espiritual y amor sexual, notó una oleada de energía que le recorrió todo el cuerpo y pasó al de Steve. Sintió como si ambos se hubieran convertido en un solo sistema energético, y en ese momento estuvo segura de que se casarían, aunque ella no pudiera tener hijos.

Pero a la semana de esa potente noche de graduación, Steve le anunció que deseaba marcharse por un tiempo, solo. Lo repentino de esa decisión, unido a la nueva intimidad entre ellos, la convenció de que se marchaba porque ella funcionaba mal sexualmente. Creyó que él no deseaba estar con ella, y que dejar la ciudad era su manera de decírselo. Se despidieron.

Transcurridos cuatro años, cada uno se casó con otra pareja. Curiosamente, los dos se casaron el mismo mes. Si bien Linda deseaba dar lo mejor de sí a su matrimonio, nunca había dejado de amar a Steve. En realidad, cuando se casó ya no le importaba si su incapacidad para tener hijos o llevar una vida sexual normal representaría un problema para un hombre, ni siquiera para su marido. Al año y medio de estar casada le hicieron una histerectomía porque se le estaba desarrollando un tumor en el útero.

Cuando se casaron, tanto Linda corno Steve se trasladaron a ciudades distantes de su ciudad natal. Los dos matrimonios duraron cinco años y, por increíble que pueda parecer, los dos se divorciaron con una semana de diferencia. Y los dos volvieron a su ciudad el mismo mes. Durante todos esos años no se habían visto ni tenido contacto con anteriores amigos comunes.

Después de regresar a su ciudad, Linda se encontró en apuros económicos, tanto que tuvo que empeñar todas sus cosas de valor, entre ellas el preciado dúlcemele, su último vínculo con Steve. Dos horas después de que Linda saliera de la casa de empeño, entró Steve a empeñar algunas de sus joyas. Vio el dúlcemele y preguntó cuánto tiempo llevaba allí.

Cuando le dijeron que la persona que lo había llevado prácticamente acababa de salir de la tienda, él salió a buscarla, dúlcemele en mano. Esa noche Linda y Steve se reunieron y desde entonces no han vuelto a separarse. Cuando él vio el dúlcemele, le dijo, al instante su cuerpo se saturó del recuerdo de ella y se sintió invadido de amor. Comprendió que se encontraba en un apuro económico desesperado, porque si no jamás lo habría empeñado.

Esa misma noche ella le explicó su problema de salud, y también su creencia de que la había dejado porque ella no era un ser sexual completo. Él le confesó que su motivo para marcharse fue que la noche de la graduación, cuando estaban haciendo el amor por primera vez, sintió una oleada de energía que le recorrió todo el cuerpo, algo que jamás había experimentado antes. Sintió como si todo su ser estuviera unido a ella para siempre, y en ese momento la sensación fue de euforia. Pero al pensarlo unos días después, la sensación lo asustó, y lo único que se le ocurrió hacer fue huir. Linda se quedó muda de asombro.

Esa misma noche decidieron casarse, y la ceremonia se celebró antes de que acabara la semana. Cuando hicieron el amor la noche de su reencuentro, sintieron de nuevo aquella oleada de energía, y esta vez los dos fueron conscientes de ella. Pensaron que sólo se debía al placer de estar nuevamente juntos, pero al continuar con regularidad su actividad sexual la energía fue aumentando. Steve había leído cosas acerca de la energía kundalini e introdujo a Linda en el concepto. Desde entonces utilizaron conscientemente esa oleada de energía, tanto para el placer físico como para el placer espiritual. Eso explicaba de sobra mi impresión de las oleadas de energía sana que circulaban por su segundo chakra a pesar de la histerectomía.

La unión sexual, con todos sus placeres físicos, también simboliza la unión espiritual de dos personas. Muy bien podría ser que la energía sexual abra una corriente de energía espiritual que forma lazos trascendentes entre dos personas profundamente enamoradas.

A Linda y Steve les permitió alcanzar ese estado de conciencia que se define como experiencia kundalini, una expresión total del poder conjunto de la sefirá de Yesod, el sacramento de la comunión y el segundo chakra o chakra relacional.

 

ANATOMIA DEL ESPIRITU-La curación del cuerpo, llega a través del alma Caroline Myss

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