"El ser humano es un pecador, concebido en el pecado, nacido en el pecado: esto es lo que desde hace siglos la Iglesia no deja de repetir. Pero al resaltar y difundir tanto esta idea, impide que la humanidad vuelva a levantarse, porque disminuye su esperanza y su deseo de salir de esta situación.
Ciertamente, existe sin embargo ahí una cierta verdad: el hombre es concebido en el pecado porque sus padres le transmiten ya una herencia defectuosa. ¡Observad sólo en qué condiciones conciben a sus hijos! ¿Acaso en la luz, la pureza y el verdadero amor? Raramente. Pues bien, éstas son las carencias por las que estos hijos sufrirán. Pero que desde Adán y Eva el pecado original deba obligatoriamente trasmitirse de generación en generación, no. Si los humanos hallan la luz, si se esfuerzan en cultivar la bondad, la honestidad, la justicia y la sabiduría, no hay que preocuparse más de Adán y Eva, todo puede ser cambiado y transformado. ¿Por qué inculcar a los humanos unas ideas que les mantienen siempre muy abajo en la culpabilidad, sin ninguna esperanza de volver a levantarse un día? Todos somos pecadores, está claro, pero no estamos obligados a serlo durante la eternidad: podemos progresar hasta la perfección."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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