"El médico del futuro comprenderá que él, por sí mismo, no tiene poder para curar, pero que si estudiando y comprendiendo, en parte, el significado de la naturaleza humana, con un profundo deseo de aliviar a los que sufren, renunciando a todo para ayudar a los enfermos, obtendrá la capacidad de canalizar a través de él, el conocimiento que los guíe y la fuerza curativa que alivie sus dolores.
Su poder y su capacidad estarán en directa proporción a su anhelo de servir a la Humanidad.
Por lo tanto, comprenderá que tanto la salud como la vida pertenecen a Dios y sólo a Dios; que él es tan solo un instrumento y los remedios que utiliza son meros agentes del Plan Divino para capacitar a los que sufren y puedan, de este modo, regresar por el camino de la Ley Divina."
Su poder y su capacidad estarán en directa proporción a su anhelo de servir a la Humanidad.
Por lo tanto, comprenderá que tanto la salud como la vida pertenecen a Dios y sólo a Dios; que él es tan solo un instrumento y los remedios que utiliza son meros agentes del Plan Divino para capacitar a los que sufren y puedan, de este modo, regresar por el camino de la Ley Divina."
Extraído de una conferencia de Edward Bach, en febrero 1931 a médicos homeópatas.
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