IF I HAVE SEEN FURTHER IT IS ONLY BY STANDING ON THE SHOULDERS OF GIANTS
SIR ISAAC NEWTON

jueves, 24 de marzo de 2011

“Cuanto más profunda es la autorrealización del hombre, mayor es la influencia que él ejerce en el universo por medio de sus sutiles vibraciones espirituales, y en esa misma proporción es menos afectado por el flujo fenomenal.”

“Dios es armonía; el devoto que se armoniza, nunca ejecuta una acción desequilibrada. Sus actividades serán ajustadas correcta y naturalmente de acuerdo con la ley astrológica. Después de la oración y de la meditación profunda está en contacto con su divina conciencia, no hay poder mayor que el de la protección interna”.
- Entonces, querido Maestro, ¿por qué quiere usted que yo use un brazalete astrológico?
-Me atreví a aventurar esta pregunta después de un silencio prolongado durante el cual había estado tratando de asimilar la noble exposición de Sri Yukteswar.
- Únicamente cuando el viajero ha llegado al final de su viaje puede prescindir de sus mapas e itinerarios. Durante el viaje, hace uso de todas las indicaciones. Los antiguos rishis descubrieron muchas maneras de acortar el período del exilio del hombre en el error. Hay ciertos recursos mecánicos en la ley del karma que pueden ser hábilmente ajustados por los dedos de la sabiduría.
Todos los males humanos son originados por la transgresión de alguna ley universal.
Las escrituras nos enseñan que el hombre debe cumplir con esas leyes de la naturaleza sin menoscabar la omnipotencia divina. Debe decir: “Señor, creo en Ti, y sé que Tú puedes ayudarme; pero yo también pondré de mi parte para deshacer cualquier mal que haya cometido”. Y así, con diferentes medios, por medio de la oración, de la fuerza de la voluntad, por medio de la meditación según el yoga, por consultas con los santos, por el uso de brazaletes astrológicos, los efectos adversos de pasadas acciones pueden ser reducidos considerablemente o anulados del todo.
“De la misma manera que una casa puede ser dotada de un pararrayos de cobre, para que absorba las descargas eléctricas, así el templo del cuerpo puede ser beneficiado por diferentes medidas protectoras. En épocas pasadas, nuestros yogis descubrieron que los metales puros emiten una luz astral, que obra poderosamente contra las tendencias negativas de los planetas. Radiaciones sutiles, eléctricas y magnéticas están circulando constantemente en el universo; cuando el cuerpo del hombre se está beneficiando no se da él cuenta; cuando está siendo desintegrado tampoco lo sabe. ¿Puede él hacer algo acerca de esto?.
“Este problema recibió la atención de nuestros rishis; ellos encontraron de suma ayuda, no sólo la combinación de metales, sino también de plantas; y más efectivas aún las piedras preciosas no menores de dos quilates. El uso preventivo de la astrología rara vez ha sido estudiado seriamente fuera de la India. Un hecho poco conocido es que las joyas, metales o mixtura de plantas no tienen ningún valor si no son del peso requerido; y que todos estos agentes preventivos deben usarse en contacto con la piel.
- Señor, desde luego tomaré tu consejo y usaré un brazalete. Estoy intrigado de sólo pensar cómo se vence a un planeta.
- Para usos generales, yo aconsejo el uso del brazalete hecho de oro, plata y cobre. Pero en propósitos específicos, yo quiero que tú te hagas uno de plata y plomo. –Sri Yukteswar agregó cuidadosamente otras instrucciones.
- Guruji, ¿qué quiere decir usted con “propósitos específicos”?
- Las estrellas están próximas a tomar un interés poco amistoso en ti, Mukunda. Pero no temas; estarás debidamente protegido. Dentro de un mes tu hígado principiará a causarte grandes trastornos. La enfermedad está indicada para durar unos seis meses, pero con el uso del brazalete astrológico el período se acortará a veinticuatro días.
Al día siguiente busqué un joyero, y poco después ya estaba usando mi brazalete. Mi salud era de lo mejor. Las predicciones de mi Maestro ya se habían borrado de mi mente. El se ausentó de Serampore para visitar Benares. Treinta días después de nuestra conversación sentí un súbito dolor en la región del hígado. Las siguientes semanas fueron una verdadera pesadilla de dolores insufribles. No queriendo molestar a mi gurú, pensé que valientemente soportaría la prueba solo.
Pero veintitrés días de torturas habían debilitado mi resolución. Tomé el tren para Benares. Allí, Sri Yukteswar me recibió con inusitado calor, poco habitual en él, pero no me dio oportunidad para contarle en lo privado de mis padecimientos. Muchos devotos visitaron ese día a mi Maestro, únicamente por el “darshan” (La bendición que fluye del Maestro a su simple vista.). Enfermo y casi abandonado, me senté en un rincón. No fue sino hasta después de la cena, cuando todos los visitantes se habían marchado, cuando mi Maestro me llamó al balcón octogonal de la casa.
- Tú debes haber venido por tu malestar del hígado. -Sri Yukteswar desviaba su mirada; y mientras caminaba de un lado a otro, interceptaba de vez en cuando la luz de la luna-.
Vamos a ver; tú has estado enfermo por veinticuatro días, ¿no es así?.
- Sí, señor.
- Haz el ejercicio de estómago que te enseñé.
- Si usted supiera lo intenso de mi sufrimiento. Maestro -le dije-, no me pediría que hiciera ningún ejercicio. -Sin embargo, hice un pequeño intento para obedecerle.
- Dices que tienes dolor. Yo digo que no tienes ninguno. ¿Cómo tal contradicción puede existir? -Mi Maestro me miró inquisitivo.
- Yo estaba deslumbrado, y en seguida sentí un arrobador goce de descanso. Ya no sentía el tormento continuo que por cuatro semanas casi no me había permitido dormir. A las palabras de Sri Yukteswar, la agonía del dolor desapareció, como si nunca hubiera existido. Traté de arrodillarme a sus pies, en señal de gratitud, pero rápidamente, me lo impidió.
- No seas infantil. Levántate y goza de la hermosa luna sobre el río Ganges. -Pero los ojos de mi Maestro centelleaban gozosos, mientras yo permanecía en silencio a su lado.
Comprendí por su actitud que deseaba que yo sintiera que Dios era el que me había curado y no él.
Hasta la fecha sigo usando el brazalete, recuerdo de aquel día ya pasado, pero siempre bendecido, cuando una vez más me dí cuenta de que estaba viviendo con un personaje decididamente superhumano.
En ocasiones posteriores, cuando yo traía amigos míos ante Sri Yukteswar, para su curación, invariablemente les recomendaba el brazalete o el uso de las joyas, explicándolo como un acto de la sabiduría astrológica.
Yo había tenido mis perjuicios contra la astrología desde mi niñez, en parte porque había observado que muchas personas estaban secuazmente adheridas a ella, y en parte por las predicciones que hizo el astrólogo de la familia: “Tu te casarás tres veces y dos veces quedarás viudo”. Y yo, especulando sobre el asunto, me sentía como una cabra que espera el sacrificio ante el templo de un triple matrimonio.
“Tendrás que resignarte con tu suerte” -me había dicho mi hermano Ananta-. “Tu horóscopo escrito correctamente predice que tú huirás de la casa, rumbo a los Himalayas, durante tu temprana edad, pero que serías obligado a regresar a ella; y así, es casi seguro que el pronóstico de tu matrimonio resultará también cierto”.
Cierta noche tuve la clara intuición de que la profecía de tal matrimonio era falsa. Le prendí fuego al horóscopo y coloqué las cenizas en una bolsa de papel, en la cual escribí: “Las semillas del karma pasado no pueden germinar si son incineradas en el fuego divino de la sabiduría “-Tú no puedes destruir tan fácilmente la verdad como has destruido ese rollo de papel”.
Mi hermano reía sarcásticamente.
Es cierto que en tres ocasiones diferentes, antes de haber llegado a la pubertad, mi familia trató de comprometerme en matrimonio. Pero en cada vez rehusé de cumplimentar su plan seguro de que mi amor por Dios era mucho más poderoso que cualquier persuasión astrológica del pasado.
“Cuanto más profunda es la autorrealización del hombre, mayor es la influencia que él ejerce en el universo por medio de sus sutiles vibraciones espirituales, y en esa misma proporción es menos afectado por el flujo fenomenal.”

Paramahansa Yogananda – Autobiografía de un Yogui

“¿Qué tienen que ver la vida o la muerte con la Luz? A imagen de Mi Luz te he hecho.

 “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a la nuestra; y démosle dominio sobre los peces del mar, y de las aves del cielo, y de las bestias, y sobre todo animal que se arrastra y repta sobre la tierra”.
En el año 1915, poco después de que había entrado en la Orden de los Swamis, obtuve una visión de contraste violento: en ella, la relatividad de la conciencia humana estaba claramente establecida; percibí la unidad de la luz Eterna detrás de las dolorosas dualidades de maya. La visión se presentó a mí mientras estaba sentado, una mañana, en mi pequeña buhardilla en la casa de mi padre, en Gurpar Road. Hacía meses que la Primera Guerra Mundial había principiado a destrozar a Europa, y tristemente reflexionaba sobre la enorme matanza. Cuando cerré los ojos en meditación, mi conciencia fue súbitamente transportada al cuerpo de un capitán que mandaba un barco de guerra. Oí el rugido de los cañones, de los tiros que se cruzaban entre una batería de tierra y los cañones del barco. Una enorme granada dió en la santabárbara y despedazó mi navío. Me tiré al agua junto con unos cuantos marinos que habían sobrevivido a la explosión. Con el corazón angustiado, llegué a la orilla sano y salvo. Pero, ¡ay!, una bala perdida puso fin a su vuelo, incrustándose en mi pecho. Gimiendo, caí sobre la tierra. Todo mi cuerpo estaba paralizado; y, sin embargo, tenía conciencia de poseerlo, como cuando se siente que una pierna se ha dormido.
“Por último, el misterioso paso de la muerte me alcanzó”, pensé. Con un suspiro final, iba a sumergirme en la inconciencia cuando, ¡oh!, !sorpresa!, me encontré sentado en la postura meditativa del loto, en mí cuartito de la casa de Gurpar Road. Lágrimas de histerismo brotaban de mis ojos, y gozoso pegaba y pellizcaba mi rescatada posesión; un cuerpo libre, sin ningún agujero de bala en el pecho. Miré de un lado a otro, inhalando para asegurarme de que realmente estaba vivo. En medio de las propias congratulaciones otra vez mi conciencia fue transportada al cuerpo del capitán, muerto por la batería de la costa. Una confusión se apoderó de mi mente.
- ¡Señor! -oraba-. ¿Estoy muerto o vivo?
Un cegador juego de luces llenó pronto todo el horizonte. Y un suave vibrante zumbido se moduló en palabras:
“¿Qué tienen que ver la vida o la muerte con la Luz? A imagen de Mi Luz te he hecho.
Las relatividades de vida y muerte pertenecen al sueño cósmico. Contempla tu ser sin sueños. ¡Hijo mío despierta!”.

Paramahamsa Yogananda, AUTOBIOGRAFÍA DE UN YOGUI
Autobiography of a Yogi (1946)

Nota del administrador del blog:
Poco tiempo después de ordenarse como monje, Yogananda, estaba meditando en casa de su padre sobre la primera guerra mundial, acongojado, el pensaba en la muerte de miles de personas,  y de pronto se vio trasladado al escenario de batalla para que pudiera vivir la experiencia de la muerte, por un instante se olvida de su identidad como Yoganada y asume la de un soldado el cual estaba por morir, cuando muere, producto de un balazo el se da cuenta que sigue teniendo conciencia de su identidad, pero siente a su cuerpo como anestesiado y sin sensibilidad es la muerte piensa, casi inmediatamente nuevamente su conciencia es regresada a la India y a su cuerpo hindú, cuando el despierta de esa vivencia que es como un sueño se da cuenta que tiene su cuerpo intacto lo cual lo llena de una emoción perturbadora, pues se creía muerto no bien se aparece este pensamiento en su mente es regresado a su cuerpo muerto en la guerra, el se confunde tremendamente y ora al Dios por que le aclare esta confusión, a lo cual la divinidad le responde, “que tiene que ver la vida o la muerte con aquello que lo trasciende a ambos”, por lo cual le dice que “despierte y se de cuenta que todo eso es una ilusión”…(percibí la unidad de la luz Eterna detrás de las dolorosas dualidades de maya-ilusión-) esta es una experiencia que comienza con un pasaje Bíblico que dice que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios o sea luz eterna, pero una luz que no es como la que conocemos normalmente, puesto que antes que Dios separa la luz de la tiniebla el ya existía”…

Sirviendo a los sadhus ignorantes, tanto como a los sabios, aprendo las mayores virtudes, la mayor de todas y la que más agrada a Dios: la Humildad.

“-La escena fue una Kumbha Mela en Allahabad -dijo Lahiri Mahasaya a sus discípulos-
. Yo me encontraba allí disfrutando de unas breves vacaciones de mis deberes en la oficina. Mientras me encontraba vagando por entre la multitud de monjes y sadhus que habían venido desde muy lejos para asistir al sagrado festival, noté a un asceta, untado de cenizas, que sostenía un cuenco de mendigo. En mi mente apareció el pensamiento de que el tal hombre era un hipócrita, ya que usaba los símbolos exteriores de la renunciación sin una gracia interior correspondiente.
“No bien había dejado atrás al asceta, cuando mis asombrados ojos se fijaron en Babaji.
Se encontraba arrodillado frete a un anacoreta de ensortijados cabellos.
“-¡Guruji! -exclamé, apresurándome a acudir a su lado-. ¡Señor! ¿Qué hacéis aquí?
“-Estoy lavando los pies de éste, que ha renunciado a todo; luego, lavaré sus utensilios de cocina. -Babaji se sonrió como un niño; yo sabía que lo que él quería decirme era que yo no debía criticar nunca a nadie, sino ver siempre al Señor residiendo en todos los hombres, en el templo del cuerpo de cada uno de ellos, ya se tratase de superiores o de inferiores. El gran gurú añadió-: Sirviendo a los sadhus ignorantes, tanto como a los sabios, aprendo las mayores virtudes, la mayor de todas y la que más agrada a Dios: la Humildad.

Paramahamsa Yogananda,  AUTOBIOGRAFÍA DE UN YOGUI
Autobiography of a Yogi (1946)

Quien desee contar con la curación divina, debería estar dispuesto a vivir de acuerdo a las leyes de Dios

En cierta ocasión en que una estudiante cayó enferma, el Maestro le aconsejó que consultase a un médico.
"Maestro, ¿por que no la cura usted?". Preguntó un discípulo.
"Aquellos que han recibido de Dios el poder de sanar a otros, lo emplean solamente cuando Él así lo ordena", respondió el Gurú. El Señor sabe que, en determinadas oportunidades, sus hijos necesitan soportar el sufrimiento. Quien desee contar con la curación divina, debería estar dispuesto a vivir de acuerdo a las leyes de Dios. Ninguna curación permanente es posible cuando una persona continúa cometiendo los mismos errores, invitando en esta forma a la enfermedad a regresar.
"La verdadera curación se lleva a cabo únicamente a través del conocimiento espiritual. La causa primordial de todos los males (físicos, materiales y mentales), yace en la ignorancia del hombre con respecto a su naturaleza real o alma".
PARAMAHANSA YOGANANDA

lunes, 21 de marzo de 2011

Hay una magia en el agua que no termino de entender

Una de las cosas que más me maravillan es la lluvia
El agua sumisa que fluye a nuestros pies, ahora está cayendo de arriba
Como si la humildad revelara su realeza y ahora nos diera su gracia  
Es un momento mágico en que el mundo se pone al revés
Cuando llueve y miras hacia arriba
Puedes entender lo que significa, KAN, el abismo del agua
Miles de pequeñas gotas que sabe Dios de donde vienen, llegan hacia ti
Son lágrimas o besos, depende de tu ánimo
La lluvia tiene también su sabor, depende también de tu ánimo
Si estás enamorado te sabrá a alegría al ver reverdecer la vida
Si estás apasionado al correr por tu piel, te darás cuenta que no hay mejor afrodisíaco
Si estás colérico, se te verá temible, como un guardián acompañante de tu ira
Si estás temeroso te esconderás entre sus gotas que serán tus cómplices
Si estas tristes acompañaran a tus lágrimas en su camino a la tierra
Si eres un poeta irremediablemente se meterán a través de tu piel a la tinta de tus escritos
Si eres mago podrás entrelazar con sus hilos
Que vienen del país de los cuentos, corazones
Unirlos y enlazarlos con esperanzas y gotas de alegría de cielo
Si eres un niño te parecerán serpentinas que caen del cielo para festejar tu día
Hay una magia en el agua que no termino de entender
La veo como un riachuelo correr y después vaporosamente asciende a los cielos
Tal vez porque es pura y sin pecado
Para aposentarse blanca e inocente a la diestra del creador
Y luego descender con su bendición.

Del libro Hope & Joy, de Eduardo Buenaventura Díaz

martes, 15 de marzo de 2011

Y te buscas un dios barato y a tu medida

La gente busca no quejarse y hace propósitos y enmiendas
No ven que la queja no es el problema, si no de lo que te quejas
Si te quejarás ante los demás y ante el mundo
De las pobrezas e infortunio de la gente, la cosa sería diferente
No es errado quejarse del hambre de la gente
Del maltrato a las mujeres, de los gobiernos abusivos
Pues de esto no está malo quejarse
Por que al darnos cuenta, podemos juntos hacer mucho
Pero si te quejas de tu infortunio o de tus carencias, eres ignorante
Porque el problema de esta filosofía, el de la queja
Es que nace de un autoengaño
Es creer que las cosas son por suerte o por destino
Que llorando y quejándose se absuelve el sino
De que hay alguien en alguna nube que decide tu ganancia o infortunio
De creer que tus actos malos e injustos no tienen sus consecuencias
Que son como nubes que se esfumarán con el poniente
Te crees que puedes pasar de piola por la vida
Haciendo lo que quieras y que nunca habrá castigo, sin motivo
Si le achacas todo a la ruleta de la suerte y para cambiar tu ventura
Acudes a mágicos conjuros y seguros
O te buscas un dios barato y a tu medida
De esos que  por unas monedas, una vela, una oración
Te dicen borrón y cuenta nueva
Si crees en todo ello, te has engañado
Cada acto bueno tiene su consecuencia, así como los malos
No importa si eres rey, mendigo, santo o demonio
El hombre sufre y se condena, labra su suerte y su destino
De alegrías o tristezas, con sus actos y sus hechos
Nadie condena, nadie premia o castiga
En tu vida son las consecuencias, sus frutos, los que cosechas
Sólo tú eres el artífice de tus propios dramas y aventuras
Crece ya, es tiempo de hacerte responsable
Ya no eres un niño que dependía de sus padres
Ahora tú eres el que engendra
Atrayendo hacia ti, lo que cultivas en ti,
Y Ahora ¿cuál es la motivación de tu queja?


Del libro Poemas a mi Ego, de Eduardo Buenaventura Díaz

Ama, sin perder tu propia pulsación

Amar es aceptar, al amor en su naturalidad
Sin el antifaz injusto de nuestra necesidad
El de completar la carencia que le hace falta a nuestra integridad
Si deben ser diferentes para complacerte
O complaces cambiando tu ser, para su placer
Te estás ilusionando y si tu sortilegio no se cumple
Te harás el confidente inseparable
De la desilusión, el reclamo, el dolor y el reproche
Porque la causa de tu felicidad o infelicidad
La habrás transferido de tu centro, a otro ser
Queriendo cambiar un rol ajeno, en uno que te dé felicidad
Es ignorancia e inadvertencia, el no entender lo simple
Que  es nuestra competencia el escoger, nuestra libertad de sentir
Ser feliz o infeliz
Si tu corazón está anhelante por algo más que lograr en los demás
Estás tratando de soñar, pero ¡no amar!
Cuando pretendes que dancen a tu ritmo, manipulas
Aprendiste mal, que amar era chantajear
Si tu corazón anda muy ocupado consigo mismo
Querrás recibir en vez de dar
De lo que te quejas, criticas, anhelas o  buscas estas pleno
Y eso es lo único que conseguirás compartir con los demás
Primero debes amarte a ti mismo
Porque nadie puede dar de lo que no tiene,
Porque tu corazón, sólo puede dar, de lo que está lleno
Si te amas y te ves con naturalidad aceptando sin criticar
Lo diáfano y lo claro, así como tu oscuridad
Entonces estás preparado para compartir de tu haber
Y no esperas que alguien complete tu carecer
Podrás dar sin esperar recibir
Compartirás de lo que verdaderamente tienes, que es tu propio ser
Si pides o mendigas demostraciones de amor a otro
Querrás someter un corazón y éste perderá su ritmo
Deja que tu y su corazón latan espontáneamente
Cuando sea adecuado latirán acompasados
Y emergerán naturalmente, las experiencias del amor
Así dos ritmos crearán uno nuevo, el de la unión,
Sin perder su propia pulsación
Si no es así, ama sin poseer, deja que el otro fluya, emerja y florezca
Aunque no sea, ni con tu agua, ni con tu tierra
Pero si alimentado con la luz de tu amor
Bendecido y nacido
De la profundidad de tu verdadero yo.

Del libro Poemas a mi Ego, de Eduardo Buenaventura Díaz

miércoles, 9 de marzo de 2011

El gen del ángel…el de las alas de la fe.

Desde que René Descartes estableció una división entre lo que era el espíritu y la materia, entre la ciencia y el alma, y divorcio lo lógico de lo analógico, el que pagó los platos rotos como en toda desunión mal avenida fue, el hijo, o sea nosotros (nuestra integridad) y luego surge una pregunta existencial ¿con quien me quedo?, ¿con mi padre intelectual o con mi madre emocional? Obviamente, ésta no tan  hipotética esquizofrenia vivencial, nos hizo  descubrir que no podíamos dividirnos sin que este proceso produjera dolor, sufrimiento y aún enfermedad, así la humanidad ha venido debatiéndose entre estos dos lados de la moneda, sin darse cuenta que son correspondientes e inseparables, pero aún hay más, ahora estamos descubriendo que a ambos los necesitamos con igual urgencia, como necesitamos nuestros dos pies para danzar acompasadamente y sin caernos (en el intenso ritmo de la vida); podemos ser lo suficientemente racionales y lógicos como para crear todo el avance científico que actualmente tenemos y al mismo tiempo, estar al punto de destruir a nuestra especie, por la falta de atención en la canalización de nuestros impulsos mas básicos, los cuales los hemos confinado a un desván, debido a una excesiva racionalización en la manera de ver nuestras vidas y así no les hemos dado el lugar preponderante que se merecen, ahora llega con gran despliegue propagandísticos, en los medios académicos universitarios, el estudio de la inteligencia emocional, pero hace miles de años, que tradiciones chamánicas antiguas, ya nos hablaban al respecto de cómo las emociones básicas definen nuestras vivencias y el deber que tenemos de sublimarlas, no anularlas, ni reprimirlas, sino trasmutarlas, creando un sumun, al extraer su quinta esencia, las cuales transformadas ennoblecerán la raza humana, dentro de este contexto actual, también se nos plantea, que la razón sea el timonel de nuestro barco, para que la travesía sea segura,  pero ello se puede aplicar hasta cierto punto, como son en las cosas cotidianas del diario vivir, pero luego, nos topamos con la evidencia de aquellos seres que hicieron “los milagros” para lograr el desarrollo de la humanidad, grandes avances de los cuales ahora nos ufanamos como civilización, y esto se logró porque ellos se lanzaron al “vacío de lo ilógico” (contradiciendo lo establecido), con la firme convicción de que “les crecerían alas en el intento”, y es que la pasión por seguir y conseguir un ideal hace, que “se cree un camino al andar”(al intentarlo las condiciones cambian y se observan posibilidades, que antes no se tenían en cuenta); la física quántica nos habla de miles de universos que 
conviven con la realidad que ahora nos “toca” vivir, pero para que nos “toque”(touche), es necesario que la elijamos y lo que elegimos, es lo que se convierte en “la realidad”, en nuestro presente y contexto (en el aquí y ahora), pero esto es una verdad “paradójica”, en el sentido que “esta realidad, que nos llega a tocar” puede ser cualquiera, ésta, aquélla, o la de más allá, ninguna en especial ni mejor que la otra, sólo en la que nosotros creemos (la que escogimos vivir con nuestras afirmaciones) y es así, porque lo que creemos se manifestará tarde o temprano como real, el pasado es finito, acabado, muerto, en cambio el futuro puede ser algo vivo, siempre y cuando rescatemos el poder de la intuición (que es la unión de nuestra razón, con nuestro sentir co-razón), y una convicción en que “las cosas son posibles”, pero esta seguridad sólo puede nacer de la fe en nosotros mismos, fe como una posibilidad, ya que podemos reconocer dentro de nosotros, “una fuerza”, que siempre nos asiste, en la forma que hace posible nuestros sueños, no como una magia, sino como algo (nuestro sentir, intención y fe) que nos acompaña coloreando nuestros deseos (por lo tanto creando), y son los deseos, los que usamos, para pintar en el lienzo del diario vivir, la vida no se hace sola la hacemos juntos esa fuerza y nosotros; el problema es que la vida nos ha golpeado tanto, que hemos hecho del fracaso un estilo de vida y nos acostumbramos a ella y de ella emerge una cultura un paradigma una manera de ver la vida que es la de, “esto no es posible, es improbable, o del no se puede, o el de que las estadísticas demuestran que usted morirá dentro de…”, o como aquélla sentencia, que dice que, “está científicamente demostrado” por ejemplo, que el abejorro no puede volar, porque sus alas son demasiado pequeñas para el tamaño y peso de su cuerpo y además, también esta, la aerodinámica del insecto, la cual no le permite desplazarse en el aire... claro, esto es en teoría, sin embargo, el abejorro vuela igual y nadie entiende por qué, tal vez porque “el no lo sabe” (este cartel pende de algún lugar en las oficinas de la Nasa, para animar a los investigadores a que piensen más allá de lo lógico, mejor dicho que no piensen, para encontrar soluciones) y así la vida se ha reído muchas veces del cómico espectáculo que da el “homo sapiens” y su lógica e inteligencia científica, demostrando con hechos, que los milagros son producto,  de los espíritus invencibles, de los “homo posibilis” (una denominación creada por mi, para denominar a aquéllos que creyeron) pero que pueden hacer los simples mortales,  que no tienen el gen del ángel (el de la fe),  para que les nazcan las alas de la confianza,  de que si será (y de que es posible), en el vacío de las incertidumbres y negativas generales, la tradición chamánica también pareció prever esa experiencia espiritual del hombre moderno e instauró el legado que ahora es llamado “la técnica del como si”, si no tienes actúa como si, si no tienes confianza, si no tienes seguridad, “si no crees actúa como si creyeras” y poco a poco tu mente cambiará a ese nuevo estado mental, pero para ello, es necesario que nos asistamos con la Técnicas del Alma, para ayudarnos a borrar los virus informáticos del infortunio, de la desgracia, del fracaso de nuestro disco duro mental, aquéllos que malogran el programa original con el cual nuestra madre naturaleza nos concibió: puros insondables, totipotenciales, abundantes creadores y naturalmente alegres.  
Es por ello que necesitamos ingresar al estado alfa mental (mediante las técnicas meditativas) donde las frecuencias de la conciencia (el guardián del ingreso a nuestro inconsciente) están aletargadas y así podemos tener acceso a nuestros programas básicos, e ingresar nueva información que borren los negativos adquiridos, dejando que emerjan los básicos originales, debemos recuperar nuestra naturaleza primordial, la cual nos une a la creación en general y nos hermana con las estrellas y las fuerzas telúricas de la tierra.
Meditar y orar  es el antiguo legado del chamán, el hombre ángel, para esta nueva humanidad doliente, restablece el matrimonio de nuestros hemisferios, el lógico y el analógico, unir el sentir  y la razón, la cabeza y el corazón, el intelecto y el sentimiento, el amor y la sabiduría, para poder acceder al mundo de lo siempre posible.

Del libro el Vuelo del Colibrí de Eduardo Buenaventura Díaz

jueves, 3 de marzo de 2011

¡Esa es la Actitud!

No importa cómo te haya ido durante el día... 
Vuelve siempre a casa con la cabeza bien erguida
Desplumado, aporreado, maltratado pero erguido.
¡Esa es la Actitud!

miércoles, 2 de marzo de 2011

Solo se que nada se…

Esta historia comienza cuando Nasrudin llega a un pequeño pueblo en algún lugar lejano de Medio Oriente.
Era la primera vez que estaba en ese pueblo y una multitud se había reunido en un auditorio para escucharlo. Nasrudin, que en verdad no sabia que decir, porque él sabía que nada sabía, se propuso improvisar algo y así intentar salir del atolladero en el que se encontraba.
Entró muy seguro y se paró frente a la gente. Abrió las manos y dijo:
-Supongo que si ustedes están aquí, ya sabrán que es lo que yo tengo para decirles.
La gente dijo:
-No... ¿Qué es lo que tienes para decirnos? No lo sabemos ¡Háblanos! ¡Queremos escucharte!
Nasrudin contestó:
-Si ustedes vinieron hasta aquí sin saber que es lo que yo vengo a decirles, entonces no están preparados para escucharlo.
Dicho esto, se levantó y se fue.
La gente se quedó sorprendida. Todos habían venido esa mañana para escucharlo y el hombre se iba simplemente diciéndoles eso. Habría sido un fracaso total si no fuera porque uno de los presentes -nunca falta uno- mientras Nasrudin se alejaba, dijo en voz alta:
-¡Qué inteligente!
Y como siempre sucede, cuando uno no entiende nada y otro dice "¡qué inteligente!", para no sentirse un idiota uno repite: "¡si, claro, qué inteligente!". Y entonces, todos empezaron a repetir:
-Qué inteligente.
-Qué inteligente.
Hasta que uno añadió:
-Si, qué inteligente, pero... qué breve.
Y otro agrego:
-Tiene la brevedad y la síntesis de los sabios. Porque tiene razón. ¿Cómo nosotros vamos a venir acá sin siquiera saber qué venimos a escuchar? Qué estúpidos que hemos sido. Hemos perdido una oportunidad maravillosa. Qué iluminación, qué sabiduría. Vamos a pedirle a este hombre que dé una segunda conferencia.
Entonces fueron a ver a Nasrudin. La gente había quedado tan asombrada con lo que había pasado en la primera reunión, que algunos habían empezado a decir que el conocimiento de Él era demasiado para reunirlo en una sola conferencia.
Nasrudin dijo:
-No, es justo al revés, están equivocados. Mi conocimiento apenas alcanza para una conferencia. Jamás podría dar dos.
La gente dijo:
-¡Qué humilde!
Y cuanto más Nasrudin insistía en que no tenia nada para decir, con mayor razón la gente insistía en que querían escucharlo una vez más. Finalmente, después de mucho empeño, Nasrudin accedió a dar una segunda conferencia.
Al día siguiente, el supuesto iluminado regresó al lugar de reunión, donde había más gente aún, pues todos sabían del éxito de la conferencia anterior. Nasrudin se paró frente al público e insistió con su técnica:
-Supongo que ustedes ya sabrán que he venido a decirles.
La gente estaba avisada para cuidarse de no ofender al maestro con la infantil respuesta de la anterior conferencia; así que todos dijeron:
-Si, claro, por supuesto lo sabemos. Por eso hemos venido.
Nasrudin bajó la cabeza y entonces añadió:
-Bueno, si todos ya saben qué es lo que vengo a decirles, yo no veo la necesidad de repetir.
Se levantó y se volvió a ir.
La gente se quedó estupefacta; porque aunque ahora habían dicho otra cosa, el resultado había sido exactamente el mismo. Hasta que alguien, otro alguien, gritó:
-¡Brillante!
Y cuando todos oyeron que alguien había dicho "¡brillante!", el resto comenzó a decir:
-¡Si, claro, este es el complemento de la sabiduría de la conferencia de ayer!
-Qué maravilloso
-Qué espectacular
-Qué sensacional, qué bárbaro
Hasta que alguien dijo:
-Si, pero... mucha brevedad.
-Es cierto- se quejó otro
-Capacidad de síntesis- justificó un tercero.
Y en seguida se oyó:
-Queremos más, queremos escucharlo más. ¡Queremos que este hombre nos de más de su sabiduría!
Entonces, una delegación de los notables fue a ver a Nasrudin para pedirle que diera una tercera y definitiva conferencia. Nasrudin dijo que no, que de ninguna manera; que él no tenia conocimientos para dar tres conferencias y que, además, ya tenia que regresar a su ciudad de origen.
La gente le imploró, le suplicó, le pidió una y otra vez; por sus ancestros, por su progenie, por todos los santos, por lo que fuera. Aquella persistencia lo persuadió y, finalmente, Nasrudin aceptó temblando dar la tercera y definitiva conferencia.
Por tercera vez se paró frente al público, que ya eran multitudes, y les dijo:
-Supongo que ustedes ya sabrán de qué les voy a hablar.
Esta vez, la gente se había puesto de acuerdo: sólo el intendente del poblado contestaría. El hombre de primera fila dijo:
-Algunos si y otros no.
En ese momento, un largo silencio estremeció al auditorio. Todos, incluso los jóvenes, siguieron a Nasrudin con la mirada.
Entonces el maestro respondió:
-En ese caso, los que saben... cuéntenles a los que no saben.
Se levantó y se fue.

Debemos confiar en lo que dicen los expertos

Un hombre a quien se consideraba muerto fue llevado por sus amigos para ser enterrado. Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro.
Abrieron el féretro y el hombre se incorporó.
-¿Qué están haciendo?, -dijo a los sorprendidos asistentes-.
Estoy vivo. No he muerto.
Sus palabras fueron acogidas con asombrado silencio.
Al fin, Nasrudín acertó a hablar:
-Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías muerto.
¿Y cómo van a haberse equivocado los expertos?
Así pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente.

No dude de la palabra autorizada

 
Un vecino de Nasrudín fue a visitarlo.
-Mulá, necesito que me preste su burro.
- Lo lamento -dijo el Mulá-, pero ya lo he prestado.
No bien terminó de hablar, el burro rebuznó.
El sonido provenía del establo de Nasrudín.
- Pero, Mulá, puedo oír al burro que rebuzna ahí dentro.
Mientras le cerraba la puerta en la cara, Nasrudín replicó con dignidad:
- Un hombre que cree en la palabra de un burro más que en la mía no merece que le preste nada.