IF I HAVE SEEN FURTHER IT IS ONLY BY STANDING ON THE SHOULDERS OF GIANTS
SIR ISAAC NEWTON

martes, 14 de diciembre de 2010

LOS TRES STARETZI León Tolstoi


El Obispo de Arkangelsk navegaba hacia el monasterio de Solovski, en el buque iban varios peregrinos que se dirigían al mismo lugar para adorar las sagradas reliquias que allí se custodian…  Al acercarse a la proa, vio un grupito de pasajeros y en el centro un campesino ruso, que hablaba, señalando un punto en el horizonte, los demás lo escuchaban con atención…les narraba la historia de los tres staretzi…en ese islote ellos oraban por la salvación de su alma…Son hombres de Dios…Uno de ellos es encorvado, pequeño y muy viejecito, viste una raída sotana y parece tener más de cien años, su blanca barba empieza a adquirir una tonalidad verdosa, es risueño y apacible como un ángel del cielo; El segundo, un poco más alto, lleva un andrajoso capote. Su luenga barba gris tiene reflejos amarillos, es muy vigoroso…siempre esta contento; El tercero es muy alto: su barba es blanca como el plumaje del cisne y le llega hasta las rodillas, es melancólico, de ceño fruncido, que sólo cubre su desnudez con un trozo de arpillera que se sujeta a la cintura…hablaban muy poco, incluso entre ellos. Les bastaba una mirada para entenderse…Quiero ver a los staretzi-dijo el Arzobispo-. ¿Puede llevarme?...El capitán intentó disuadirlo…He oído decir que esos ancianos son unos necios, que no entienden lo que se les dice y casi no saben hablar, como si fueran peces…Se realizaron los preparativos necesarios… remaron en dirección al islote…Llegó el bote a la orilla, descendió el obispo y bendiciendo a los staretzi, que se deshacían en reverencias, les habló así: He sabido que trabajan aquí por la eterna salvación de sus almas…que rezan al Cristo por el prójimo. Yo, indigno servidor del Altísimo, he sido llamado por su gracia para apacentar sus ovejas. Y puesto que sirven al Señor, he querido visitarlos para traerles la palabra divina…Díganme cómo sirven a Dios…nosotros no sabemos servir al Altísimo sino tan sólo a nosotros mismos, ganando nuestro sustento…Pues entonces, ¿cómo rezan?...Nuestra oración es esta: "Tú eres tres, nosotros somos tres. Concédenos tu gracia"…Sonrió el Arzobispo y dijo: Evidentemente han oído hablar de la Santísima Trinidad, pero no es así como se debe rezar…Esa no es la manera de rezar. Escúchenme, que yo les voy a enseñar. Lo que les diré está en las Sagradas Escrituras de Dios, que dicen cómo debemos dirigirnos a El…Y el obispo les explicó cómo Cristo se reveló a los hombres y les habló sobre el misterio de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Después dijo: El Dios Hijo descendió a la Tierra para salvar al género humano, y a todos nos enseñó a rezar. Escuchen y repitan conmigo -y el obispo empezó:-Padre nuestro...y los staretzi hicieron círculo alrededor de él, mirándolo fijamente y repitiendo cuanto él decía. Todo el día, hasta la llegada de la noche, el obispo se empeñó en que aprendieran la oración, reiterándoles la misma palabra diez, veinte, cien veces…los corregía y volvía a empezar. El Arzobispo no se separó de los staretzi hasta que les hubo enseñado la divina plegaria…Empezaba a oscurecer y la luna se levantaba sobre el mar cuando el Arzobispo se incorporó para volver al buque. Se despidió de los staretzi, quienes lo saludaron inclinándose hasta el suelo. El los hizo incorporarse y los besó a los tres, recomendándoles que rezaran como les había enseñado. Después se instaló en el banco del bote que se dirigió hacia el buque. Mientras bogaban, seguía oyendo a los staretzi recitando en alta voz la plegaria del Señor. Pronto llegó el bote junto al barco….Levaron anclas, el viento hinchó las velas y la nave se puso en marcha continuando el viaje…el Arzobispo de pie en la popa, contemplaba el mar, en dirección del islote, y pensaba en los buenos staretzi. Recordaba la dicha que habían experimentado al aprender la plegaria y agradecía a Dios que lo hubiera señalado para ayudar a aquellos santos varones, enseñándoles la palabra divina. Esto pensaba…pero advierte que son los staretzi que se deslizan sobre el mar y se acercan a la nave. Sus níveas barbas lanzan un intenso resplandor. El piloto abandona el timón….¡Señor, los staretzi nos persiguen sobre el mar, y corren sobre las olas como si fuera el suelo!...Entonces, todos vieron a los staretzi que se deslizaban por el mar, tomados de la mano y que los de los extremos hacían señas para que el buque se detuviera. Aún no habían tenido tiempo de detener la marcha, cuando los tres staretzi llegaron junto al barco, y levantando los ojos, los tres dijeron a un tiempo: Servidor de Dios, ya hemos olvidado recitar la plegaria. Mientras la repetíamos, nos acordábamos; pero en cuanto dejamos de decirla, se nos olvidó una palabra y todo se vino abajo. Por favor, queremos que nos la enseñes otra vez. El obispo se persignó y dijo inclinándose hacia los staretzi: La oración de ustedes llegará igualmente al Señor, santos staretzi. ¡No soy yo quien debe enseñarles! ¡Recen ustedes por nosotros, pobres pecadores! Y el obispo los saludó con una profunda reverencia. Los staretzi permanecieron un instante inmóviles, después se volvieron y se alejaron sobre el mar. Y hasta el alba se vio un gran resplandor en el islote a donde habían regresado.
Una síntesis del cuento Los tres staretzi, de LEON TOLSTOI.

3 comentarios:

Marìa Luisa Valderrama dijo...

Que hermosa historia nos deja una gran reflexion, las cosas como usted lo dijo hoy, son de corazon a corazon, las oraciones no se aprenden de paporreta sino con lo que nace y se hace con amor.

monica chumpitaz dijo...

Una buena leccion de vida. Los actos divinos son hechos con amor, son autenticos.

Manuela Zevallos dijo...

No hay caso doctor que con usted se aprende mucho, gracias por compartir