...Los grandes misterios no terminaran de develarse completamente, a medida que escucho al maestro, más me convenzo de esto, siempre tiene un diferente enfoque, con respecto a las escrituras sagradas religiosas de algún culto en particular o de los evangelios cristianos, o los tratados filosóficos de otras culturas, como en el caso de hoy, su visión es global, lo visite muy temprano en su hogar, disimulada entre las calles angostas, con los pisos aún de tierra, está su vivienda, es sencilla y pequeña, en el dintel de la entrada vemos en el piso los simbólicos mándalas en blanco y rojo con que la viviendas de estas regiones reciben a los visitantes, tranquilamente sorteamos algunas vacas, en el camino que parece que pidieran su alimento diario en los villorrios como es la costumbre de algunas ordenes de monjes, dejamos nuestras sandalias juntas a las de otras tantas en el primer piso, su verbo inspirado atrae siempre a muchas abejas que gustan del néctar de la sabiduría, cuando llegué ya estaba con sus discípulos charlando, así que estaba un poco lejos de el, pero lo suficiente como para escuchar su voz y mirar sus gestos, me saludo con una seña amable y con el tradicional Hari Om, él siempre tiene una mirada amorosa para todos, cuando te encuentras con sus ojos, recibes siempre su bendición, pues su conciencia siempre está ligada con la trascendencia, él estaba hablando algo acerca de la unión mística, el matrimonio cósmico, llegué un poco tarde así que sólo expondré lo de mis notas a partir de ahí:
“…El campo eléctrico humano se encuentra enraizado en sistema nervioso central, el se extiende en todo el cuerpo permitiendo la sensibilidad y la conciencia de nuestro cuerpo, en la mayoría de los seres humanos este sistema, se encuentra conectado a la fuerza telúrica planetaria, el principio energético de la tierra, nuestra madre, es influenciado también por el flujo magnético estelar, de los soles, estrellas y planetas que nos circundan, así el hombre sigue un ciclo ya determinado por su destino, este manto energético que constituye su cuerpo astral, está sintonizado con centros energéticos específicos, dentro de su cuerpo físico etérico, como cuando un títere que es comandado por hilos invisibles que se conectan con sus manos y pies, estas radiaciones nos mueven interactuando con cada chakra, esta sintonía se da con su fecha y hora de nacimiento, viniendo así a vivir el cumpliendo de la causalidad de sus acciones, la mala o buena fortuna no existen para el cosmos uno es el que determina esto, y sólo la misericordia del Señor nos permite salir abante, del embrollo que hemos creado, lo inevitable, la antigua tradición enseña la manera como el hombre puede salir de su destino, minimizándolo y/ o de escapando de él, ¿como?, de la única manera que es posible dándose cuenta que es un ser ilimitado, encontrando su conexión con las fuerzas polares del espíritu, del cual él es su hijo amado, que permiten el establecimiento de la conciencia superior, a través de la toma de posesión y dominio que hace el alma y el espíritu, de su manifestación terrena, el cuerpo triple que es formado por el físico-etérico, el astral emocional y el mental.
Los maestros nos enseñaron a activar el centro de conexión y de control que se encuentra en la cabeza, la llamado Epífisis, el cual comanda tanto el eje glandular, como el eje eléctrico, a través de la conexión al vértice de un tetraedro virtual que se encuentra en el alma imaginariamente a un palmo de distancia por encima de la cabeza y está formado por el átomo simiente mental y cuya base triangular lo forman los pétalos del propósito y la voluntad, este arquetipo, a su vez se conecta con la joya en el loto que está en el centro de este tetraedro, que es así mismo su corazón, la conexión del alma con el mundo divino, espiritual, el Atman, pero más arriba y aún más allá, de esta manifestación, hay plano de la conciencia que escapa el entendimiento de los mortales, los iniciados le dicen la monada, por decir el único, la causa de todas la causas, y más allá, está el vacío el Ain Soph como lo nombra la kabhala hebrea, así que deberíamos desconectar la función de la pineal del influjo magnético terrestre y conectarlo al plano celeste e imaginar que esta conexión se da como un lazo entre el plano de conciencia del alma y nuestro sistema eléctrico el Sistema Nervioso, vía la epífisis, y así se cumple aquello de que: “Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida, que el propósito guíe a las pequeñas voluntades humanas, el propósito que los maestros conocen y sirven”, ahí se da la conexión con Shambala, el lugar de la conciencia donde la voluntad de Dios se manifiesta, esto permite la electrificación de todo nuestra columna y sus centros llamados chakras con la voluntad del alma, en otras palabras le estamos dejando virtualmente al alma, tomar el manejo de nosotros, a través de los sistemas de vórtices energéticos, que a su vez actúan sobre plexos nerviosos, estos en las glándulas y a través de ellos a todo el organismo, así abandonamos el pequeño ego de nuestra personalidad limitada, condicionamientos humanos y culturales, para integrarnos al mar de la conciencia y esto es una maravillosa experiencia,…
Extracto del libro “El vuelo del colibrí” de Eduardo Buenaventura Díaz.
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