EL TANTRA Y LA GRAN INVOCACIÓN, se realizan dentro de nosotros…(parte 2)

posteriormente en la medida que nuestro sistema eléctrico es recorrido por las altos voltajes que devienen del campo del alma, se genera a su vez un campo magnético al pasar la electricidad por la fibrillas nerviosas que envuelven a todo el sistema vascular que interactúan con la hemoglobina de la sangre que contiene fierro en sus núcleos Hem, activando un campo magnético cuyo centro es el chakra cardiaco el centro del corazón, quien en su actividad propia moviliza la sangre generando un efecto de campo magnético oscilante, y es aquí donde se activa la posibilidad de unirnos al átomo astral emocional, en el alma y al plano del Budhi en el espíritu ósea al ashram del Segundo Rayo el del amor y la sabiduría, es aquí donde se manifiesta lo de: “Desde el punto de luz en la mente de Dios que afluya luz a la mente de los hombres, que la luz descienda a la tierra, desde el punto de amor en el corazón de Dios que afluya amor a los corazones de los hombres, que cristo retorne a la tierra”,  la luz representa la sabiduría, el color celeste que emana del corazón de Jesús misericordioso y el rayo rosado el del amor, la tierra significa nuestros cuerpos físicos compuestos por los 5 elementos, la manifestación terrestre, está interacción entre el sistema nervioso y el centro cardíaco, entre la epífisis y el timo, entre la electricidad y el magnetismo, genera un campo electromagnético, también podría decirse que lo es entre energía y sangre, entre energía y materia, la onda partícula del la luz en su manifestación, es el primer matrimonio entre nuestra cabeza y nuestro corazón, entre el pensar y el sentir, para dar a luz un hijo, que es la acción, la unión de pensamiento y sentimiento, hay muchos ejemplos de estos matrimonios internos, de los cuales hablaremos en otro momento, ya que esto dependerá de la ubicación del lugar donde estas fuerzas se aposenten, estos dos principios  primarios, generan  una tercera fuerza,…

Extracto del libro “El vuelo del colibrí” de Eduardo Buenaventura Díaz.