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SIR ISAAC NEWTON

sábado, 21 de julio de 2012

Cómo me sané de un cáncer con PNL, Fabiola Escobar

Hace 18 años superó un cáncer terminal a los huesos gracias a la Programación Neurolingüística (PNL) clínica y las Imaginerías Curativas. Desde ahí su vida dio un giro radical: “Descubrí que mi camino era dedicarme a la sanación de los demás”, afirma. Hoy, lleva más de diez años sanando las más diversas patologías con sorprendentes resultados. Por Vicente Guidi-Morosini
Así como la flor de loto se abre paso desde el fondo de la oscuridad y transforma las fuerzas tenebrosas de las profundidades en la pureza clara del néctar de las flores, Fabiola Escobar surge de una vida marcada por el dolor para convertirse en una luz en el camino de muchas personas.
Su padre la violentaba desde muy pequeña. “Eran raros los días en que no me pegara… El maltrato físico y psicológico por parte de mi padre, cinturón negro de kárate, era permanente”, cuenta Fabiola. Su estado físico era deplorable. Era muy delgada e incluso llegó a ser anoréxica. “Desde chica, me decían esqueleto”, recuerda. Durante su adolescencia, “un iriólogo descubrió atónito que tenía todos los huesos llenos de hematomas… Toda la vida me dolieron los huesos, aprendí a vivir con el dolor”, recalca Fabiola.
Para poder salir rápidamente de ese atormentado hogar, y mientras cursaba la carrera de tecnólogo en alimentos, Fabiola decidió casarse, muy joven, a los veintiún años. Cuando nació su primer hijo, dos años más tarde, y a pesar de tener un físico de nadadora y karateka que la ayudaba a sostenerse, a veces sus “dolores llegaban a ser tan agudos que quedaba completamente inmovilizada y los doctores se veían obligados a inyectarme calmantes directo en las articulaciones”, explica.
“Cuando empiezas a visualizar, descubres justamente lo que hay que atender, porque la PNL dice que lo que sea que tu veas es real para ti y cuando se atiende esa realidad, la asociación y cuando se atiende esa realidad, la asociación de sanación es total”
La enfermedad
Cuatro años más tarde, para el nacimiento de su segundo hijo, y con síntomas evidentes, se le diagnostica artritis reumatoidea aguda generalizada. “Tenía una descompensación total del cuerpo; hasta los huesos de la cara estaban dañados”, detalla. Los médicos estaban otra vez atónitos por el crítico estado de su esqueleto. “Poco después se me diagnosticó cáncer a los huesos, con un niño de cuatro años y un bebé de quince días en mis brazos. El reumatólogo me dijo: <Usted aproveche todo lo que tiene que vivir porque le queda muy poco tiempo… Está desahuciada, con un cáncer terminal con pocos meses de vida>”, relata.
Ante ese diagnóstico, su primera reacción fue muy violenta: “Los médicos me tenían que sostener para que no les pegara; ellos me decían que era normal que reaccionara así, y yo, mientras más escuchaba la palabra normal, más rabia me daba… <¡Cómo va a ser normal estar así!>, gritaba. Yo no le tenía miedo a la enfermedad, sino que mucha rabia. La negaba completamente”, cuenta Fabiola.
“No nos damos cuenta que el origen de prácticamente todas nuestras enfermedades es emocional”, asegura Fabiola Escobar, terapeuta en PNL e Imaginería Curativa. (Fotografía: Pedro Micelli)
Una nueva información
En ese momento, una amiga y ex profesora de universidad le comenta acerca de la programación neurolingüística (PNL) como posible vía de sanación y la invita a leer al respecto. “Para mí era algo absolutamente nuevo, y desde mi perspectiva científica, algo poco verificable. Sin embargo, me hizo mucho sentido la noción de que si se puede desprogramar una idea, una emoción o sensación, ¿por qué no se va a poder desprogramar una enfermedad? Comencé a leer acerca de la PNL y expandí mi lectura a libros como La Enfermedad como Camino y El Mensaje del Alma Femenina de Thorwald y Rudiger Dahlke; descubrí a Louisa Hay, y un libro que transformó mi vida fue Construye tu Destino, del Dr. Wayne Dyer”, recuerda.
Su mente científica choca con estas nuevas nociones. Sin embargo, desde esa misma perspectiva, Fabiola le encuentra cierto sentido a toda esta nueva información. “En mi trabajo estaba acostumbrada a romper moléculas, a hacer enlaces químicos; sabía que el cuerpo era maleable. Sin embargo, ¿quién podía dirigir el cambio que yo necesitaba? Me aferré a la creencia de que era posible sanar desde mí, aunque seguí con el tratamiento convencional, que, a todo esto, nos dejó en la ruina económica”, reflexiona Fabiola.
¿Para qué sanar?
La primera etapa del tratamiento con PNL clínica es resolver el “para qué” se quiere sanar, lo que se conoce como encontrar el metaobjetivo, un proceso vital, ya que se debe movilizar el verdadero deseo de sanar. “Cuando la terapeuta me dice: Ok Fabiola, tienes cáncer. ¿Y para qué quieres sanar? Yo quedo un tanto perpleja y le digo que para mis hijos, para verlos crecer. Que para mi marido, para que no llorara más. Y ella me dice: No señora, cuando descubra para qué quiere sanar, vuelva, cuenta.
Fabiola tiene que viajar a las raíces de su ser para descubrir su verdadera motivación de vivir, y eso no es fácil. “El dolor comienza cuando descubro que nunca me gustó lo que estudié, que nunca amé al hombre con que me casé, que nunca fui feliz… Descubro que estaba llena de odio y desprecio hacia mi padre. Un odio profundamente arraigado en mi psiquis, del cual nunca pensé sería capaz de liberarme”, afirma.
Una de las premisas esenciales de la PNL clínica es que, cuando se busca el para qué, siempre hay que llegar a uno mismo, de lo contario es imposible generar un cambio real, ya que el verdadero deseo no está activado. “La terapeuta fue guiándome hacia mis habilidades y talentos, y descubrí que siempre me habían alabado por lo buena que era para escuchar, por lo atenta y lo cariñosa; me acordé que en la universidad unos compañeros me decían <doctor cariño>, aunque admito que al principio pensaba que eso no servía de nada. Pero poco a poco fui descubriendo mi propósito, y fui dándome cuenta que mi camino era dedicarme a la sanación de los demás”, dice Fabiola.
Visualizaciones curativas
En 1974, el psiquiatra norteamericano Gerald Epstein, psicoanalista freudiano, en una visita a Jerusalén vive lo que describe como su “epifanía” cuando conoce a un joven que le dice que tres años de extenso psicoanálisis no lograron liberarlo de su depresión, pero que una curandera local en cuatro sesiones de ‘terapia de sueño despierto’, lo sanó. Epstein se reunió con la mujer, Colette Aboulker-Muscat, y fue tal su impresión que se quedó nueve años estudiando con ella. Luego regresó a EE. UU. y abrió el primer centro de imaginería mental de ese país.
“El rasgo más característico del trabajo de visualización reside en que puede ir acompañado de cambios fisiológicos (…) lo que no sería tan sorprendente si concibiéramos comúnmente los aspectos mentales y físicos como las dos caras de un espejo que denominamos cuerpo”, escribe Epstein. “Tal vez sorprenda saber que ningún otro sistema médico en la historia mundial, incluida la medicina occidental previa al siglo XVII, efectúa esa distinción”, agrega. Es para él, una medicina de orígenes remotos, milenarios, utilizada en diversas culturas y muchas veces como la técnica esencial para la sanación.
El lenguaje del inconsciente
Empieza un tratamiento intensivo de PNL clínica y además agregan un elemento nuevo: las Imaginerías Curativas (ver recuadro). Su amiga la introduce al Dr. Gerald Epstein y su libro Visualización Curativa, donde asocia cada órgano a una herida emocional y entrega una visualización mental para su sanación. “Cuando descubrí a Gerald Epstein mi pasión fue total”, comenta Fabiola. “Fue con esa lectura y otras que descubrí que la herida emocional asociada a mi enfermedad era la ira contenida, lo que tenía muy claro, pero sobre todo la soledad, relación que tardé más en comprender, y que hoy se me hace evidente”, explica.
Este libro, el primero de Epstein sobre este tema, publicado en 1989 y traducido en más de once idiomas, tiene un subtitulo sugerente: La curación por la mente. La terapia revolucionaria de las imágenes mentales. En él, Epstein expone ejercicios de visualización para setenta y cinco trastornos físicos y emocionales, ilustrándolos con resultados clínicos propios, tan sorprendentes como, por ejemplo, el de mujeres que logran la rotación del feto, a los ocho meses de embarazo, y cuando los médicos ya han diagnosticado que no podrá tomar su posición normal.
En el caso de Fabiola, utilizan la PNL para identificar la imagen a tratar y luego el concepto de “lavado físico y emocional” de Epstein. “Sumida en un estado de relajación, la terapeuta me dijo: <Visualiza tu esqueleto. ¿Qué ves?> Entonces, en vez de ver un esqueleto convencional, lo que vi fueron mis huesos llenos de vendas sucias que me daban asco. Eso es muy sorprendente, porque en general la mente tiene el registro de los esqueletos que nos muestran en el colegio”, explica.
Entonces Fabiola se adentra en los principios esenciales de la PNL: “Cuando empiezas a visualizar, descubres justamente lo que hay que atender, porque la PNL dice que lo que sea que tú veas es real para ti, y cuando se atiende esa realidad, la asociación de sanación es total. No importa lo que se vea, aunque sea ilógico. Esta imagen, desde mi inconsciente, de mis huesos envueltos en vendas sucias que me daban asco sintetizaba para mí todo mi dolor, mi soledad, mi rabia, mi odio…, todas esas emociones de suciedad, de pensamientos horribles hacia mi padre, de querer que él sufriera como yo sufrí”, reflexiona Fabiola.
En su caso, el ejercicio consistió en comenzar a remover las vendas una por una “desde los huesos de la cara hasta la punta de los pies. Era muy agotador. Eran horas y horas de sacar las vendas. De repente empezaba, pasaba una hora y no me daba cuenta… y volvía a empezar”. Realizó este ejercicio todo el día y todos los días durante dos meses. “Hasta que mi esqueleto quedara de un color blanco brillante como el del papel fotográfico, porque así tenía que ser para mi mapa mental. Y finalmente así fue como lo vi”, cuenta Fabiola.
El origen de toda enfermedad esta en nuestra formación y educación porque no se entiende la conexión entre el cuerpo y la mente.
El perdón
Paralelamente, Fabiola va enfrentado sus emociones, su rabia y su odio contra su padre: “Cada venda que sacaba dejaba al descubierto un moretón en el hueso, y esa imagen me llevaba a un momento preciso de mi infancia, que conscientemente tenía olvidado, en el que mi padre me pegaba. Como el día en que salí a andar en bicicleta sin avisar, y cuando volví mi padre sacó el cinturón y me pegó mucho, mucho, pero yo no lloré, y a él le daba más rabia que no llorara y más me pegaba. Entonces pensaba: <¿Seré capaz de perdonar a este hombre? ”, Relata, visiblemente emocionada.
Le empezó a hacer sentido la herida de soledad y abandono. “Descubrí que esta sensación permanente de soledad tenía una historia, que desde que tenía diez años ya tenía obligaciones de adulto, me levantaba muy temprano para encargarme de los quehaceres de la casa… Entonces no tenía motivos para sonreír; mi padre me pegaba desde que era muy pequeña… Siempre estuve sola frente al monstruo”, recuerda. “No es casualidad que sea un recuerdo de los diez años el que me haya venido a la mente, porque se ha estudiado que las heridas emocionales profundas, que más tarde desembocan en una enfermedad, se generan entre los siete y trece años de edad”, explica Fabiola.
A pesar de todo esto Fabiola estaba decidida a sanarse: “Cuando verdaderamente se desea sanar, porque se ha establecido un propósito en la vida (el llamado metaobjetivo), se perdona y se entiende que las personas que te hicieron daño también son víctimas. Como dice Louisa Hay: <Somos víctimas de víctimas>. Aunque obviamente lloré mucho por todo el maltrato que recibí. Fue desgarrador verbalizar todo esto en la terapia, y mi mayor dolor fue perdonar a mi padre. Tuve que sacar todo eso para fuera para sanar”.
La sanación
Después de dos meses de intenso tratamiento, los dolores fueron desapareciendo paulatinamente. “Los médicos argumentaban que eran las drogas, pero fui disminuyendo las dosis, hasta que ya no eran necesarias. Tuve una desinflamación violenta del cuerpo; se me enderezó la columna y volví a sonreír porque tenía una nueva perspectiva sobre mi vida. Finalmente, me realizaron los exámenes y todos los hematomas habían desaparecido. El factor reumatoideo estaba en niveles normales; todos los exámenes químicos presentaban resultados normales. Se mandaron a hacer de nuevo, obviamente, porque los doctores no lo creían, como siempre”, afirma Fabiola.
En los tres meses que, según los médicos, le quedaban de vida, Fabiola superó un cáncer a los huesos y nunca más tuvo ningún síntoma de la enfermedad. “Cuándo sané y el reumatólogo emitió el certificado, nunca me voy a olvidar que escribió <sanación por la fe>. Al principio me molestó porque le había explicado todo el tratamiento mientras él me miraba, mudo. Después no le di mayor importancia a lo que podía o no pensar un médico, total, yo estaba sana”, sentencia.
La terapeuta
Poco después, Fabiola se trasladaría a Santiago, donde cursaría un diplomado de PNL en la Universidad de Santiago. “Desde mi vivencia personal, comprender la PNL se me hacía muy fácil. Fui elegida para el discurso final, de titulación, ante mis compañeros, sus familiares y amigos, y el objetivo era lograr un leguaje hipnótico… Me pude dar cuenta que el talento se había activado ya que empecé a ver pacientes de inmediato”.
A lo largo de sus más de diez años dedicada a la sanación y a la luz de los resultados con cientos de pacientes, Fabiola ha llegado a profundas conclusiones sobre la naturaleza humana. “Hay personas que al parecer lo han logrado todo, éxito en todo los ámbitos, sin embargo llegan a mi consulta porque no se sienten felices…, dicen estar tristes, bajoneados… ¿Qué te demuestra eso? Qué lo que domina al ser es la sensación. No importa qué ideas tengas sobre ti mismo, cuantos conocimientos tengas…, cuando aparece la sensación, ella es la que te va a dominar”, afirma.
Por esto concluye que “toda sensación está asociada a una emoción, es una reacción física a esa emoción, y toda emoción está asociada a una imagen mental. Eso es porque las células del corazón, al igual que las del cerebro, son neuronas. Por eso existe esta conexión extraordinaria entre estos dos órganos, única en el ser humano. El problema está en que nuestra cultura ha separado la mente del cuerpo… y eso que yo todavía veo las cabezas bien puesta sobre los hombros”, ironiza Fabiola. “Por esta ignorancia, el origen de toda enfermedad está en nuestra formación y educación, porque no se entiende esta conexión; por ende, no se nos enseña a utilizar nuestra mente, y como somos seres altamente sensibles, nos enfermamos. Y así, no nos damos cuenta que el origen de prácticamente todas nuestras enfermedades es emocional”, afirma Fabiola.
Con los casi mil pacientes que ha atendido, Fabiola Escobar ha tratado afecciones a prácticamente todos los órganos del cuerpo, identificando la herida emocional específica a cada uno de ellos, y además de su consulta ha creado una empresa de capacitación en PNL clínico, grafología y de formación de terapeutas, llamada Cegratex, que funciona en Santiago y Buenos Aires. Más información en www.cegratex.cl

extraído de:
http://www.revistasomos.cl/2012/04/fabiola-escobar-como-sane-de-cancer-con-pnl/

4 comentarios:

Vanessa Cahuas dijo...

INCREIBLE, todo està en el inconciente.

Sara Enciso dijo...

Muy buen artículo. Gracias por ponerlo en el blog, para conocimiento público.

Graciela Mesones dijo...

Gracias por colgar en el blog esta experiencia tan conmovedora, a eces escuchando o viendo la narración de testimonios reaccionamos, viendo un nuevo panorama para sarnarnos y salir adelante.

OSKAR JIMENEZ dijo...

Muy buena publicación con buenas soluciones, todo es mejor antes que la quimioterapia.