Orar puedes, pedir no debes.
Tu mente es limitada, para con sabiduría saber lo que debes. (Pedir)
Por ello deja a la divinidad que "pida" por ti y acepta su voluntad en ti.
Dios es el centro del universo, ¿de acuerdo?
Pero... ¿cuál es el centro, en el infinito universo?
!Todos los puntos en especial, ninguno en particular¡
Por lo que tú eres el centro del universo también...!Dios está en ti¡...¿por qué lo buscas sólo en los cielos?
“Cuando hablas con tu sagrado corazón, desde tu humano corazón”.
¿Sabías que estás orando?...
Hacer eso siempre debes (hablar con tu corazón, desde el corazón)
Y como dicen: ¿cuándo oras hablas con Dios?
Ojala sepas discernir entre el diálogo con tus propias ideas nacidas de tus limitaciones y el diálogo con la divinidad.
Es por ello que necesitas ¡no hablar!,
Aprende a guardar silencio y escuchar al maestro de la compasión y sabiduría (el sagrado corazón)
Orar es aprender a escuchar con el corazón al corazón.
Emite tu inquietud en forma simple, clara y sencilla y luego calla, el corazón es inocente no entiende de habladurías.
Su "palabra" al principio es muy, muy débil y (te) pasará desapercibida.
Es por ello necesario el silencio y la quietud al principio.
Aunque cuando aprendas, la reconocerás aún en medio de la ensordecedora multitud.
No esperes un discurso, jajaja...el corazón no es un político esperando que creas en el, él ES.
Debes estar dispuesto a escuchar, ¡no lo que tú deseas! si no la verdad.
Por ello es generalmente breve, concreto y franco.
No esperes palabras, pueden ser sensaciones, imágenes o internas seguridades.
Aprenderás a reconocer su "idioma" poco a poco.
No esperes que siempre te responda de la manera convencional, puede usar cualquier medio, desde el viento hasta... un periódico.
Recuerda él está unido al todo, pero ese medio usado no es un capricho, analiza el porqué, ya que todo tiene un sentido.
Por ello medita en sus respuestas y verás que todo se aclarará.
Recuerda orar no es repetir algo de memoria, lo lícito es sentirlo.
Así mejor que pedir, es aceptar... admitir su inefable amor.
Mejor que orar hablando, es escuchar... reconocer su sabiduría.
Y si admites y reconoces su amor y sabiduría experimentarás la FE.
Y así aprenderás a creer completamente en Dios.
Y dirás… ¡Que se haga tu voluntad en mi señor!
De Poemas a mi ego de Eduardo Buenaventura Díaz
2 comentarios:
profundo y hermoso
TIENE UN SENTIDO PROFUNDO Y REFLEXIVO, ME ENCANTA.
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