"Cada actividad de la vida cotidiana contiene una enseñanza que debéis meditar. Sabéis, por ejemplo, que cada día debéis consagrar, al menos unos minutos, a dejar vuestra casa limpia y en orden, si no la existencia se tornaría rápidamente insoportable. Así pues, ¿por qué todavía no habéis comprendido la necesidad de limpiar y de poner orden en vuestro fuero interior con la misma paciencia, la misma regularidad, la misma tenacidad? Evidentemente, si vuestra casa se ha ensuciado demasiado, está repleta de obstáculos o demasiado deteriorada, tenéis siempre la posibilidad de trasladaros a vivir a otro lugar. ¡Pero intentad trasladaros fuera de vosotros mismos!
Cada día, incansablemente, debéis visitar vuestro fuero interior y decir: «veamos, ¿qué es lo que no funciona?», y evitar que las cosas se deterioren, que el polvo se acumule, las basuras se amontonen, de lo contrario llegará un día en que será demasiado tarde para remediar la situación. Cada día, varias veces al día, es necesario hacer limpieza, es decir restablecer el orden, la pureza, la paz y la armonía en uno mismo.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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