La gratitud es el camino para redimirnos con el cielo de nuestra ingratitud.

Hace poco leíamos que un presidente indultó a algún personaje de dudosa reputación por su mala condición de salud.
Luego escuchamos que dicho señor que se había declarado enfermo muy grave estaba por ahí parrandeando.
Lo que se me ocurrió es que el presidente tenía el don de curar enfermos por los médicos desahuciados.
Bueno bien por él, mal por los que en verdad necesitan de esa prerrogativa presidencial.
En todo caso es un poder absoluto (el de liberar a alguien de sus deudas con la sociedad) en manos de alguien que no es capaz de administrarlo con la debida responsabilidad.
Es por ello y felizmente, que las bendiciones divinas están reservadas a manos por Dios santificadas.
Si no imagínense en manos inadecuadas cada bendición divina caería en cabezas inapropiadas.
Liberando a cada cual, del karma y del aprendizaje necesario e imprescindible para su crecimiento y evolución.
Y se los culparía de actuar al igual que aquel político personaje tan imprudentemente.
Los únicos seres en excepción y por Dios preparados para dar en su nombre la bendición, son las madres.
Sólo el amor de madre se puede comparar a la de Dios es por ello que deberíamos procurar siempre de ellas su bendición. (recuerda que tu esposa es madre también)
Lamentablemente ellas van perdiendo cada vez mas fe en esa divina confianza de dios en ellas y en su sagrada tarea.
Y creen que ser madres es cuestión de una ocasión y su personal decisión.  
Por ello con riesgo de parecer irrespetuoso e irreverente con alguien, creo que es inadecuado andar por ahí dando bendiciones en nombre de dios.
Primero porque que solo un hombre de Dios tendría esa potestad y también por aquello de: "No pronunciarás el santo nombre de Dios en vano"
Pero lo que debiéramos hacer es decir "gracias" y con ello cumpliríamos con ese doble fin el de agradecer y el de bendecir.
Siempre deberíamos bendecir, o sea, bien decir y saber apreciar, valorar y reconocer lo recibido y la mejor manera es siendo agradecido.
La palabra "gracias" es una clave un fórmula mágica, un conjuro del cielo.
¡Sí!.. porque ella es como un elixir capaz de transformar los venenos en remedios.
Que un veneno pueda convertirse en un remedio parece fantasioso e ilusorio, pero si se puede, la homeopatía lo demostró.
El gran Haneman dinamizo muchos venenos para usarlos como remedios con grandes resultados terapéuticos.
Muchos de los más graves problemas que tenemos, podrían convertirse en grandes oportunidades, si los miramos desde otro ángulo, si cambiáramos de enfoque y de perspectiva.
Si continuamente miramos nuestra realidad desde una ventana que nos produce dolor y esto nos trae sufrimiento
Acaso ¿no  creerías que sería mejor, el hecho de dar una mirada desde otro lado?, ¿desde otra ventana?, ¿desde otro ángulo?, o sea de cambiar de enfoque.
Esa posibilidad como una gran oportunidad nos la da la gratitud
Esta palabra (gratitud) viene de gratia, la gracia divina, vivir en gracia es vivir en el cielo y en dios.
Cuando decimos "Gracias Señor o Gracias Dios" estamos enfocándonos desde nuestro lado celeste, vemos la vida desde nuestro lado de ángel, desde el lado divino.
Pues ese es el lado desde donde convivimos con Dios y al decir gracias, atraemos el cielo a la tierra y damos posibilidad a lo que se dice en la Gran Invocación:
"Desde el centro que llamamos la raza humana, que se realice el plan de amor y de luz y que se selle la puerta donde se halla el mal"
Decir gracias desde el corazón no cuesta nada pero nos aporta bondad a nosotros y a los demás.
Decir gracias puede cambiar nuestro karma y la de los demás.
Decir gracias es soplar una briza celestial a la humanidad y a nuestra comunidad.
La gratitud es la ciencia alquímica del corazón.
La gratitud puede transformar toda la oscuridad en la luz del alma.
La gratitud es el camino para redimirnos con el cielo de nuestra ingratitud.
Ser grato con lo ingrato o el ingrato, es darle la mejor bendición para el cambio de su corazón.
Lo bueno sembrado en su interior en algún momento resurgirá como fruto de nuestra buena acción.
Así una nueva humanidad llena de gracia podrá ser.

de Poemas a mi ego de Eduardo Buenaventura Díaz