Envuelto entre las llamas pasionales de la materia pusiste tu esfuerzo en librarte de ellas.
En la sabiduría de tu interior descubriste que lo mejor era transformarlas en tus emociones.
Así emergiste de la tierra para en hombre convertirte.
Deambulando pasaste por las diferentes esferas de las quimeras de los quereres.
Para por fin descubrir por el dolor que del sufrimiento sus lacayos son tus sentimientos.
Así poco a poco resolviste que ni pasiones transformadas en emociones sirven al corazón.
Sólo el amor fruto de los sentimientos elevados a la esfera de la compasión.
Y te convertiste en humano amamantado por el elixir de la sabia de tu compartir.
Saboreando de esa alegría descubriste que dar es mejor que pedir.
Que más gana en satisfacción tu alma cuando das que deseando recibir.
Así te erigiste glorioso sobre tu materia y un nuevo espacio conquistaste.
Y saboreando el nuevo aire que a tus sienes abatían, olías el aroma de las sagradas esferas que el infinito te prometía.
A volar te invitaron esos cantos, la música de un mundo arqueométrico de ideales recién por tu alma descubiertos.
A ser un ser alado los espacios celestes te invitaban, pero si no te lanzas como emergerán tus alas para surcarlo pensabas.
Pues montado en tus ideales las musas del cielo te soplaban.
Busca la levedad que da el estar enamorado del cielo y las estrellas.
Atrévete a pensar, a ser y a sentir diferente y así el horizonte humano remontarás por el saliente.
Ellas continuaban a tus oídos resollando aventúrate a ser ángel y aduéñate en tu vuelo del espacio sidéreo.
Así remonta hacia la luz, el origen y conocerás todo de Ormuz.
Continua el viaje que como átomo iniciaste, como ser continuaste y como dios a de terminarse.
Es tu destino simiente que aguarda paciente en cada latido ardiente, para que se lo permitas el ser en cada pulso de tu coraón en ti ora.
Permite que tu ser vuele libéralo del yugo material que lo envuelve y sabrás de la alegría infinita de saberte por fin y para siempre libre.
En la sabiduría de tu interior descubriste que lo mejor era transformarlas en tus emociones.
Así emergiste de la tierra para en hombre convertirte.
Deambulando pasaste por las diferentes esferas de las quimeras de los quereres.
Para por fin descubrir por el dolor que del sufrimiento sus lacayos son tus sentimientos.
Así poco a poco resolviste que ni pasiones transformadas en emociones sirven al corazón.
Sólo el amor fruto de los sentimientos elevados a la esfera de la compasión.
Y te convertiste en humano amamantado por el elixir de la sabia de tu compartir.
Saboreando de esa alegría descubriste que dar es mejor que pedir.
Que más gana en satisfacción tu alma cuando das que deseando recibir.
Así te erigiste glorioso sobre tu materia y un nuevo espacio conquistaste.
Y saboreando el nuevo aire que a tus sienes abatían, olías el aroma de las sagradas esferas que el infinito te prometía.
A volar te invitaron esos cantos, la música de un mundo arqueométrico de ideales recién por tu alma descubiertos.
A ser un ser alado los espacios celestes te invitaban, pero si no te lanzas como emergerán tus alas para surcarlo pensabas.
Pues montado en tus ideales las musas del cielo te soplaban.
Busca la levedad que da el estar enamorado del cielo y las estrellas.
Atrévete a pensar, a ser y a sentir diferente y así el horizonte humano remontarás por el saliente.
Ellas continuaban a tus oídos resollando aventúrate a ser ángel y aduéñate en tu vuelo del espacio sidéreo.
Así remonta hacia la luz, el origen y conocerás todo de Ormuz.
Continua el viaje que como átomo iniciaste, como ser continuaste y como dios a de terminarse.
Es tu destino simiente que aguarda paciente en cada latido ardiente, para que se lo permitas el ser en cada pulso de tu coraón en ti ora.
Permite que tu ser vuele libéralo del yugo material que lo envuelve y sabrás de la alegría infinita de saberte por fin y para siempre libre.
De Poemas a mi ego, Eduardo Buenaventura Díaz
1 comentario:
Siento una gran liberación y una paz y belleza dentro de mi ser.
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