El mundo del hombre: casas, carros, ruido, gente caminando, niños pululando.
El mundo de los animales: trinos, ladridos, mariposas, pajarillos, kukulis, una pequeña mariquita y una polilla volando,
El mundo vegetal: árboles, plantas, flores, hierbas y mucho verdor, los tulipanes sobre la mesa.
El mundo de mis ideas, aspiraciones y pensamientos
El mundo de los tres tiempos: el de mi reloj y el del calendario, el ambiental y el que yo siento.
El mundo de los millones de microorganismos que pululan sobre la jardinera de mi ventana y en mi cuerpo y dentro de él, sobre el suelo y en el ambiente.
El mundo estelar, las nubes, el sol, las estrellas, la luna y todo lo demás.
El mundo latente de muchos escritores que esperan que los despierte de su invernar en mis estantes.
El mundo de cientos de creaciones espectaculares que moran en su mundo virtual esperando que los conecte con el iPad
Los virtuales recuerdos de mis seres queridos cuyas imágenes están sobre el estante.
El mundo de las señales que me atraviesan las de AM, FM; UHF, etc. y sabe dios que ondas más.
Sin embargo me siento solo, cuando no estás conmigo compartiendo todo.
Estás en otra parte de la casa cocinando.
Te extraño amor, desde el instante anterior en que te vi.
Para Amparix, de Eduardo Buenaventura Díaz