Y el calendario llegó al ángulo inferior derecho.
Y desde el rincón 31 sólo queda una opción, dar un salto a otro papel.
Nadie intentó antes quedarse sin el “tiempo” ¿verdad?
Alguna vez se te ocurrió no tener ese algo que te lo haga recordar.
Qué hermoso serias, un ser sin tiempo.
Imagínate este dialogo: ¿Qué edad tienes? No te entiendo, ¿de qué hablas?
Inténtalo por un tiempo y no tendrás tiempo.
Pero en fin sigamos.
¡Oh! Dirás:
Qué bonito, es otro año, uno nuevo, entonces comencemos por el uno del trescientos sesenta y cinco.
Todo comenzará y será nuevo.
Así, y por siaca haré algunas cábalas, me caerían bien (para atraer eso que al hombre común le es tan caro y afín)
Amor, trabajo, dinero, éxito y etc.
Un nuevo año jamás existió, eso es sólo una aparente ilusión.
Ah, pero como eres muy técnico dirás: mira que el sol completó la eclíptica y empieza un tiempo más, un nuevo año.
Un nuevo año, jajaja…. Ha habido millones de millones de esos encuentros eclípticos.
Tantos que en realidad son una eternidad.
Y si dirías que este año es: el 2000 o el 3000 y podrías aún decir el 400,000 y aún si deseas recomenzar en cero el conteo, siempre dirías la verdad.
En realidad el problema del hombre y su limitación es que mansamente se puso un grillete: el del tiempo siendo él inmortal.
El tiempo es una referencia como lo es el norte o el sur dependen de un hito y ese hito está en el interior o sea dentro de la mente.
En realidad cuando cambia tu mente, cambia tu tiempo
El tiempo no cambia, cambia la mente y su percepción.
El contador está en el cerebro y la vida en el corazón.
No es el tiempo lo que te da la vida es la presencia divina en tu corazón.
Puedes vivir con parálisis cerebral pero no sin latidos en tu corazón.
“Es imposible doblar la cuchara Nero, dobla tu mente y la cuchara se doblara”*.
Y así, si todo el tiempo sigues pensando igual, ¿de qué cambio hablas? ¿A qué año nuevo te refieres?
La navidad y el año nuevo son estados de la mente, pueden ser siempre o sólo de vez en cuando, ¡tú decides!
Pones un nuevo calendario en tu pared, un nuevo año dices, pero tú sigues igual.
Y aún peor, puede que sigas atrapado en los 3 o 5 o 20 años tal vez.
En la época que un ser querido murió, se fue, te dejó o en el que un gran dolor en tu vida ocurrió.
El tiempo no existe, pero tú y tus decisiones sí.
Te invito a que celebremos juntos un cambio de nuestras costumbres y nuestros hábitos.
De esos que nos dan sufrimiento y a otros causan dolor.
De cambiar nuestras maneras de ver la vida, aprendiendo a amar sin deseos de apropiación o apegos por los demás.
Que ya no cataloguemos a la gente por títulos o tarjetas o carros y más bien digamos: el de la bella voz o la de la dulce mirada o la de valor y coraje.
Que nuestros criterios dejen de ser tan cerrados y nos abramos a reconocer en los demás seres el derecho que tienen a su manera de ser.
Y tantas cosas más en las que tenemos que evolucionar.
Así no sólo habrá años nuevos, ¡habrá hermosos días nuevos, horas, minutos y segundos nuevos!
Hasta que todo sea constantemente nuevo, novedoso.
Y contemplemos el universo como los niños: curiosos, asombrados y maravillados.
Así entraremos en el cielo, el reino de Dios.
Ese reino de la clara, libre e inmaculada mente.
Llena de belleza infinita, sabiduría insondable y amor.
Sinceramente un Feliz año nuevo, Te lo deseo desde el corazón.
de Poemas a mi ego, Eduardo Buenaventura Díaz.
* dialogo de la saga Matrix.